"La frontera no es una línea fija, los intereses económicos la mueven adonde les conviene"

Diario de Noticias, 21-03-2006

pamplona. La periodista y cooperante de SOS Racismo Helena Maleno ofreció ayer una charla en la Escuela de Idiomas en la que analizó la inmigración en las fronteras.

¿En qué consiste el proyecto de externalización de fronteras?

Fue idea de Blair en 2000. Quieren crear centros de retención de inmigrantes para sacar a los refugiados políticos. Pero esto es difícil porque no hay garantía de que se cumplan los derechos humanos. De momento no se han hecho porque ACNUR se niega. Hay algunos en Túnez y Argelia, pero no hay control. Así que este proyecto nos cuesta más que tener a los inmigrantes en los países, pero a los políticos no les interesa verlos aquí.

¿De qué forma esta política influye en lo que está pasando en Marruecos o Mauritania?

Lo que ocurre es consecuencia de esta política. Las decisiones se toman en Bruselas y esto nos cuesta dinero. Estamos pagando violaciones sistemáticas de los derechos humanos, algo que no va a servir para parar la inmigracion. Es un parche, pero la gente sigue buscando vías que son más difíciles y más caras. Estamos pagando a países donde se violan los derechos humanos y también a las redes de extorsión, ya que, con las trabas, el viaje se encarece y los inmigrantes necesitan de las mafias. Primero dimos dinero a Marruecos que fue a parar a los bolsillos de los corruptos y ahora vamos a dar a Mauritania, después de que la Unión Europea retirase estas ayudas en verano por el golpe de estado.

Y la inmigración no va a parar.

El ejemplo muy claro es Ceuta y Melilla. La gente que estaba atravesando estas vallas son personas pobres que hacen el viaje andando y que en ocasiones utilizan un pasador barato. Otros usan una escalera para pasar, y no pagan a nadie. Ahora no pueden pasar, pero ¿sigue habiendo inmigrantes en Ceuta y Melilla? Sí. De Bangladesh, Pakistán o India. Y la razón es que éstos pagan 2.000 o 3.000 euros por pasar la frontera. Y supongo que quien la controla se está llevando dinero. Hacen negocio.

La solución no son las vallas, pero ¿cuáles serían los primeros pasos para mejorar la situación?

Lo primero, dejar de dar dinero a países terceros que no pueden controlar, debemos hacerlo nosotros. Hay que respetar el asilo, para eso hemos firmado las convenciones de Derecho Internacional. No hay que subcontratar a un tercer país para hacer nuestro trabajo. El control de fronteras es complicado y tiene que establecerse con todas las garantías sociales. Por otra parte, hay que trabajar con más ahínco para luchar contra las mafias y negociar con los países de origen y no con los de tránsito. La solución a los flujos migratorios es muy complicada. Ha existido siempre y siempre existirá. La libre circulación de las personas es un derecho y también un deber el buscar una vida mejor para los hijos.

En España, la mayoría de los inmigrantes es suramericana.

Así es, el flujo de inmigrantes que viene de África es muy pequeño, la mayor parte de los que entran lo hace por Barajas con visados de turistas que les dan en los consulados. Mediáticamente estamos muy confundidos de lo que supone la inmigración. Y estamos tendiendo a seleccionar a los inmigrantes, a admitir a los que se asemejan a nosotros: un inmigrante cristiano, que hable castellano, para evitar el choque. Y lo más visible es un inmigrante negro, y ya si es musulmán… Nos da miedo África. Es la gran desconocida, un continente estigmatizado. En el Congo han muerto 3 millones de civiles en dos años y medio y de eso no sabemos nada. En el Congo hay uranio que venden a Libia, y Europa y EEUU no quieren que esto ocurra. En África, la mayor parte de los desplazados van a países limítrofes de los que están en guerra.

¿Cómo sacar a África del olvido?

Cada país es diferente. Mali es un país estable, pero la sequía genera mucha pobreza. Pero si tuviese una oportunidad de desarrollo posiblemente saldrían muchos menos malienses, porque son muy arraigados a su cultura. En el Congo o Costa de Marfil hay que intervenir en los conflictos de forma que se busquen soluciones. Antes nadie salía de Costa de Marfil, tenía 8 millones de inmigrantes africanos porque era muy rico. En países con pobreza extrema hay que hacer modelos de desarrollo y en los que hay conflictos sangrantes, intervenir o, en otros casos, dejar de hacerlo. Por ejemplo, Costa de Marfil está muy influido por intereses franceses, de las multinacionales. Las vallas no les frenan. Son personas cuya esperanza de vida es de 40 años, que conviven habitualmente con la muerte; personas que no tienen nada que perder.

Usted llegó a Marruecos en 2002. ¿Qué ha cambiado en este tiempo?

Cuando llegué, la política de externalización no estaba implantada y la gente se autoorganizaba. Esperaban en los bosques una media de dos años y pasaban por sus propios medios. En este país de 40 millones de personas, tan solo había unos 15.000 subsaharianos. Era nimio y no les interesaba controlarlo. Sin embargo, cuando España comenzó a dar dinero, Marruecos empezó a presionar con redadas militares muy fuertes y con asedios: instalan a los militares alrededor de los campamentos y les impiden el acceso al agua y la comida. Es cuando ocurre lo de las vallas. En las entrevistas los inmigrantes confesaron que los propios marroquíes les animaban a que se lanzasen porque a Marruecos le interesaba al estar a punto de firmar un acuerdo económico con España. Ahora, los caminos del norte se han cerrado y la gente se ha trasladado a ciudades como Rabat, Casablanca… Son, sobre todo, mujeres y gente que pide asilo. Hay como la mitad de población de la que había antes de las deportaciones al desierto.

¿De qué países procede la mayoría de los inmigrantes?

Anglófonos como Nigeria, Sierra Leona o Liberia y francófonos, como Malí, Camerún, Costa de Marfil o el Congo (el antiguo Zaire). Las mujeres anglófonas son vendidas por sus familias, son analfabetas y a veces menores de edad. Las francófonas no vienen en redes de tráfico, pero buscan la protección de un hombre. Es mejor ser violada por uno que por todos. Además, están más preparadas, son enfermeras, médicos…

En la espera, ¿cómo sobreviven?

Generalmente, tienen un dinero para poder pasar que traen de sus países y para sobrevivir trabajan un poco. Pero, por ejemplo, sólo pueden hacerlo algo en Argelia, en Mauritania… En Marruecos un negro no puede trabajar. Hay un racismo terrible. Ahora que tienen que pagar más para pasar he presenciado muestras de solidaridad tremendas, como personas que desde España han mandado dinero a compañeros que han conocido durante el camino.

Aparte de testimonios, usted habrá presenciado imágenes terribles.

En una comisaría de Nadour fui testigo de cómo maltrataban a mujeres y bebés y escuchamos cómo los militares las violaban con los bebés ahí. Una cosa horrible. Ahora en la frontera de Argelia hay nigerianos que secuestran y violan a mujeres.

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