Cientos de inmigrantes pagan en Vitoria hasta 450 euros al mes por una habitación

Muchos comparten dormitorio, lo que provoca casos de hacinamiento En Zaramaga se ha descubierto un piso de 3 habitaciones con 20 personas

El Correo, 19-03-2006

¿Dónde se alojan los inmigrantes? ¿En qué condiciones? ¿Cuánto pagan por un piso los 15.800 extranjeros empadronados en Vitoria? La mitad de ellos han llegado en los últimos cuatro años a una ciudad que lastra desde hace años el problema de la carestía de la vivienda. EL CORREO se lo ha preguntado a agentes sociales, expertos inmobiliarios y a los propios afectados. La respuesta revela una realidad que se escapa de las estadísticas oficiales: pagan de 150 a 450 euros por una habitación, en numerosas ocasiones compartida, que hace las veces de dormitorio, cocina y salón.

Cuando muchas de estas personas pisan suelo vitoriano se sienten «confundidos, no conocen nada, ni siquiera dónde meterse», explica Marisa López de Luzuriaga, asistenta social de Cáritas. De entrada, suelen recurrir a familiares y amigos, en cuyas casas residen de forma temporal. Otros van donde pueden, como el albergue municipal, donde la estancia es limitada. Luego llega la odisea de dar con una habitación de alquiler y un arrendador que no desconfíe de acentos extranjeros. «Con sólo escucharme, me cuelgan el teléfono», relata el argelino Fattah Salah.

Las alternativas son muy contadas. La más frecuente, compartir una vivienda a cambio de mensualidades «vergonzosas», reconocen los trabajadores de distintas ONG consultados por este diario.

Algunos propietarios suelen utilizar el salón y parte de la cocina como alcoba para cobrar más mensualidades. Ponen colchones en el suelo y las puertas suelen tener candado. No son casos demasiado frecuentes, pero poco a poco se van conociendo más.

Y no son sólo vecinos con la partida de nacimiento firmada en Vitoria los que se aprovechan de la necesidad del que llega con lo puesto. Agentes inmobiliarios aseguran que cada vez son más los inmigrantes que se lucran con sus compatriotas. «Sólo uno alquila el piso y luego vuelve a subarrendar cada dormitorio a más personas. Funciona la ley del mercado puro y duro. Si no pueden acceder a un piso, se aguantan y tragan con eso», explica el Síndico, Javier Otaola.

El defensor vecinal añade que es «muy difícil» descubrir estas pensiones ilegales porque los inquilinos intentan pasar desapercibidos en el vecindario. Una llamada a la Policía Municipal sería letal para ellos, sobre todo si carecen de papeles.

«Es indignante»

Pero la discreción no siempre es posible en estos pisos patera. Jaime Rubias, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, recuerda uno con indignación. Ocurrió en Zaramaga, donde una vitoriana alquiló ssu piso a una persona. Al poco tiempo fue alertada por los vecinos del inmueble. Decían que en la casa había «mucho trajín».

La mujer entró en la vivienda de tres habitaciones con la excusa de ir a recoger algo y comprobó con estupor que en él no había una familia, sino que vivían 20 personas de nacionalidad china. «Había colchones hasta en el baño», relata Rubias.

El portavoz de los agentes de la propiedad se muestra indignado por «la gente sin escrúpulos que hace negocio y se forra a cuenta de estos inmigrantes. Sé que pagan de media 300 euros por habitación, y eso es impresentable».

No han trascendido estudios que hablen de los pisos subarrendados a extranjeros, pero todos los expertos consultados coinciden en que es una práctica creciente y extendida por toda la ciudad.

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