La Policía Nacional ha culminado la mayor redada de la historia de España contra el crimen organizado con 297 detenidos de nacionalidad rumana. Más de 500 agentes han tomado parte en la denominada operación Braila para desarticular una vasta red que operaba en once provincias de ocho comunidades diferentes y que se dedicaba a todo tipo de actividades ilegales: desde el asalto a domicilios, pasando por la clonación de tarjetas o el narcotráfico.

El dispositivo, en el que han colaborado de forma activa las autoridades diplomáticas y policiales rumanas, ha permitido la detención de 283 delincuentes en España y 14 en Rumanía. Los integrantes de la red operaban en Valencia (9 detenidos), Almería (35), Barcelona (14), Sevilla (4), Zaragoza(4), Castellón (52), Palma de Mallorca (2), Madrid (75), Santander (2), Málaga (36) y Toledo (16).

Las investigaciones comenzaron en septiembre de 2005 cuando la Embajada de Rumanía en Madrid alertó a la Comisaría General de Policía Judicial de la existencia de un grupo organizado que se dedicaba al robo de camiones de gran tonelaje para el transporte internacional (TIR). Los agentes no tardaron en descubrir que el cabecilla de la red era Iorgu I., más conocido con el alias de Talanu, y que la sustracción de camiones sólo era una de las múltiples actividades ilícitas a las que trabajaba la organización.

Agentes especiales

Ante la magnitud de la red, la Policía Judicial reclamó la ayuda la Comisaría General de Extranjería, de 200 agentes de unidades especializadas – UDEV (delincuencia violenta), UCRIF (inmigración ilegal) y UCIC (inteligencia criminal) – y de funcionarios de las jefaturas superiores de Valencia, Madrid, Andalucía Oriental, Andalucía Occidental, Castilla – La Mancha, Cataluña, Aragón, Baleares, Cantabria y Castilla y León, además de efectivos de las Unidades de Intervención (UIP, antidisturbios)

Los seguimientos descubrieron que la banda de Talanu era en realidad una compleja organización piramidal con diferentes escalones y especializaciones, según los delitos: robos con fuerza en domicilios, fraude con medios de pago (clonación, falsificación y uso fraudulento de tarjetas de crédito y débito), tráfico de estupefacientes, falsificación de documentos, prostitución y delitos contra los derechos de los trabajadores.

Las investigaciones llegaron incluso a varias cárceles españolas, donde cumplen condena algunos miembros de la red y que desde sus celdas continuaban coordinando las actividades del grupo rumano.

La organización además contaba con ramificaciones en diferentes países europeos y era dirigida por otros cabecillas desde Rumanía, que no han podido ser detenidos, aunque la Policía ha pedido ayuda a Interpol y Europol para intentar atraparlos.

Golpe final

La última fase de la operación Braila comenzó esta semana. El pasado martes, responsables de las policías española y rumana se reunieron en Madrid para coordinar las detenciones en los dos países. El miércoles el propio director de la policía rumana, Dan Valentin Fatuloiu, se desplazó a la capital de España para reunirse con su homólogo, Víctor García Hidalgo, a fin de cerrar los últimos detalles de la redada.

En las últimas horas la policía española ha realizado 51 registros: 5 en Valencia, 7 en Almería, 6 en Barcelona, uno en Sevilla, 2 en Castellón, 23 en Madrid y 7 en Málaga. Los agentes rumanos, por su parte, han realizado seis registros.

En los allanamientos en España los funcionarios se han intervenido de: varios vehículos, 3.000 tarjetas de crédito clonadas, numerosos lectores de tarjetas, ordenadores y material informático para su falsificación, importantes cantidades de dinero, documentos, cámaras de vídeo, una escopeta de cañones recortados, una pistola de gas, cuatro kilos y medio en joyas de oro, más de 33.000 euros en electrodomésticos robados, además de todo tipo de herramientas para el asalto de viviendas.