“He visto mucha muerte, pero no esto”

La Vanguardia, Redacción/Agencias, 06-10-2016

El acuerdo de la Unión Europea (UE) con Turquía en cuestión migratoria “funciona” y satisface a Bruselas. “El acuerdo con Turquía funciona, hace un año, en octubre de 2015, llegaban a Grecia 10.000 personas por día, hoy llegan 85”, presumía este miércoles en la Eurocámara Jean – Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea (CE).

Pero la realidad sigue siendo cruda en el Mediterráneo, aunque llegan muchos menos refugiados a Europa por mar que en 2015, cuando la travesía del Egeo desbordó a Grecia y a todo el bloque comunitario, hay más muertes al volver a ser la ruta del Canal de Sicilia la más empleada por los refugiados que intentan llegar a una Europa blindada en busca de una vida mejor. Es mucho más peligrosa y hasta septiembre ha habido más muertes que en los años anteriores.

Esta semana llegaron a Italia más de 10.000 refugiados en tres días desde las costas de Libia.
The New York Times
ha contactado con Aris Messinis, fotógrafo de la Agence France – Presse (AFP) que cubre la tragedia migratoria desde las costas de Libia. Esta semana retrató la tragedia a bordo del Astral, un barco medicalizado de 30 metros de eslora que usa la ONG catalana Proactiva Open Arms.


Messinis explicó que en una de las operaciones el Astral recuperó 29 cadáveres, diez hombres y 19 mujeres que estaban muertos desde la noche anterior. El fotógrafo ha cubierto los conflictos de Libia y Siria y lleva años retratando la tragedia migratoria en la fosa común del Mediterráneo y compara lo que está pasando con los barcos de esclavos que cruzaban hace siglos el Atlántico. “He visto mucha muerte, pero no esta cosa. Es chocante y es lo que te hace sentir que no vivimos en un mundo civilizado.


Justo este lunes se cumplieron tres años de la tragedia de Lampedusa, que debía ser un punto de inflexión y tras la cuál Europa parecía reflexionar y reaccionar. Italia abandonó un año después la operación Mare Nostrum con la que salvo miles y miles de vida y la operación Tritón, de la Agencia Europea de Control de las Fronteras Exteriores (Frontex), fue menos efectiva y estaba dotado con menos presupuesto que la italiana.


En 2015 los refugiados encontraron una ruta más segura en el Egeo, partiendo de Turquía rumbo a las islas griegas. Pero tras el polémico y cuestionado acuerdo entre la UE y Ankara para la devolución de refugiados y que el país otomano los contuviera, ha reducido el flujo notablemente dando de nuevo el protagonismo a las rutas que van hacia Italia desde Libia y Egipto, como sucedía desde las primaveras árabes de 2011 hasta 2014.



La nueva agencia de la UE

La nueva Agencia Europea de Guardia de Fronteras y Costas, propuesta por la CE en diciembre, arrancó su misión para vigilar y frenar los flujos migratorios este jueves en al frontera entre Bulgaria y Turquía. Fue en el paso fronterizo de Kapitan Andreevo, con un acto en el que participan el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos; el primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov; y el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, entre otros.

Creada a partir de Frontex, la nueva agencia podrá desplegar inmediatamente a 1.500 agentes en casos de emergencia migratoria, con capacidad de intervenir, previo acuerdo, en un país no que no sea miembro de la UE, además realizar operaciones de salvamento y guardia costera.

Según la CE, este nuevo cuerpo servirá para mejorar la capacidad de respuesta ante la inmigración y los retos de seguridad. “El día de hoy marca un hito en la historia de la gestión de las fronteras europeas. A partir de ahora, la frontera exterior de la UE de un Estado miembro es la frontera exterior de todos los Estados miembros, tanto legal como de forma operativa”, indicó Dimitris Avramopoulos, que aseveró que este mecanismo “convierte en realidad los principios de responsabilidad y solidaridad compartida entre los Estados miembros de la Unión”. “No podemos predecir dónde en Europa puede surgir un nuevo problema. Hace dos meses estuve en Finlandia, donde mil emigrantes irregulares lograron cruzar Rusia y llegar a Laponia”, advirtió.

Avramopoulos señaló que la nueva agencia incluye mecanismos más fuertes para asegurar los derechos fundamentales de los emigrantes. “Hemos mostrado lo que podemos conseguir cuando la Unión Europea actúa junta y unida. Es ahora nuestra obligación y responsabilidad seguir aportando resultados en todos los aspectos de la emigración”, dijo.

Por su parte, el director de la nueva agencia, Fabrice Leggeri, dijo que este organismo es más fuerte, está mejor equipado y tiene más competencias que Frontex que venía funcionando desde 2005. “Ahora será capaz también de ofrecer apoyo operativo a países no – EU vecinos que pidan asistencia en sus fronteras y compartir inteligencia sobre criminalidad transfronteriza con las autoridades nacionales y las agencias europeas, en apoyo de investigaciones criminales”, describió Leggeri.

Una crisis sin solución

En el libro La nueva odisea (2016), el corresponsal para migraciones de The Guardian, Patrick Kingsley, entrevista a traficantes y refugiados. En esas entrevistas, los traficantes libios no muestran preocupación por los planes de la UE de luchar contra las mafias y creen que será inefectiva, algo que la propia Europol y los guardacostas italianos han reconocido en el pasado.

Varios refugiados exponen a Kingsley que mientras la situación no cambie en sus países de origen seguirán viajando a Europa en busca de una vida mejor. También los calificados migrantes económicos por algunos políticos europeos, como los que vienen de países de África como Eritrea, donde la ONU reconoció hace unos meses que ha habido crímenes de guerra en los últimos 25 años.

Además, Kingsley radiografía todo un sistema corrupto en que milicias tribales y autoridades se lucran con su permisividad en el tráfico de personas y la salida de refugiados rumbo a Europa, tanto en Libia como en Egipto.

Libia sigue siendo un estado fallido pese al intento de poner estabilidad del Gobierno de unidad respaldado por la ONU. Tobruk, con un parlamento reconocido por la comunidad internacional, sigue sin ceder la soberanía y esta bicefalia gubernamental, la presencia de milicias islámicas y los constantes enfrentamientos dificultan que en el país haya un control de la migración y que el gobierno libio haga de gendarmería.

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