«El trayecto mínimo del refugiado dura tres años hasta un destino algo estable»

El coordinador general de Cruz Roja España, Antoni Bruel, recuerda que este año acudieron a la entidad 160.000 personas en situaciones límite

La Voz de Galicia, Elisa Álvarez Santiago / La Voz , 06-10-2016

La exclusión ha cambiado en España, y ahora puede estar en la puerta de al lado. Antoni Bruel (Barcelona, 1959) asegura que los colectivos con un mayor riesgo son los mayores que viven solos con enfermedades crónicas; adultos de más de 45 años sin expectativa de trabajo; jóvenes que ni estudian ni trabajan, y finalmente, aquellos ciudadanos que por problemas económicos no pueden, ni siquiera trabajando, alcanzar un mínimo para cubrir sus necesidades y las de sus familias. El coordinador de Cruz Roja en España explicó el trabajo de esta entidad en una conferencia en Santiago, dentro del ciclo de charlas Conferencias con solidariedade.

-¿Han surgido nuevos colectivos en riesgo de exclusión?

-En el momento en el que empeora la situación económica se encadenan otros colectivos. No solamente estamos hablando de gente sin trabajo, sino de personas con empleos que no les permiten cubrir sus necesidades básicas, los nuevos pobres. Esto nos lleva a un colectivo que me he dejado, y que no está abandonado, los niños y niñas de estas familias en situación límite.

-¿Qué carencias tienen?

-Trabajamos en España con más de 71.000 niños dentro de un programa denominado Éxito escolar, con el que queremos asegurarnos que tengan la alimentación necesaria y apoyarles para que saquen buenas notas.

-¿Todo influye?

-Influye directamente, el fracaso económico de la familia se traslada directamente en fracaso escolar de los niños. De estos 71.000 niños, el 10 % no realiza las tres comidas al día y un 44 %, cuando llega a los 14 años, no está en el curso que le toca.

-Habla de mayores que viven solos. Aquí ha habido casos de ancianos que mueren sin que nadie se dé cuenta en días por falta de un entorno próximo.

-Es un gran problema creciente y hay que enfocar acciones a este colectivo. A veces hablamos de personas que con 80 años tienen que ir solas a una cirugía ambulatoria y volver medio anestesiadas. Hay situaciones que son fáciles cuando uno tiene familia, pero son un gran problema para una persona de 85 años y sola. Hay que ir pensando en respuestas desde la sociedad y la solidaridad para que estas tareas sencillas no las realice una persona mayor sin apoyo.

-¿Crecen los casos de personas que tenían una posición y trabajo y ahora necesitan ayuda?

-Este año han venido 160.000 nuevas personas a pedir ayuda por encontrarse en una situación límite, y la mayoría responden a ese perfil.

-No se han cumplido las cifras de acogida de refugiados, ¿por qué se ha dado una respuesta tan tibia a este problema?

-Todo el mecanismo de atención al refugiado ha sido un mecanismo muy lento, no hemos sabido encontrar la forma de que ese flujo de personas encontrasen un destino rápido. Poco a poco España va recibiendo más. En Cruz Roja acogimos en el 2016 a 1.400 personas de distintas nacionalidades, sirios, afganos, libios o eritreos.

-¿Y qué necesidades presentan?

-La principal es sentirse asentados en un lugar, la mayoría llevan tres o cuatro años en un periplo tremendo.

-No es abandonar su país y llegar a otro.

-El trayecto mínimo del refugiado dura tres años hasta llegar a un destino un poco estable. Hay un primer sentimiento de miedo porque la llegada a España no signifique asentarse e integrarse, eso es lo peor. La guerra les ha hecho muy vulnerables y lo que más nos preocupa es su situación afectiva. Para nosotros es clave que esa gente pueda tener confianza en sí misma. Hablamos en la mayor parte de los casos de personas con hijos, que han visto a sus niños tres o cuatro años sin ir al colegio. No me imagino qué puede sentir una familia con un adolescente de 14 o 15 años que no ha visto nada estable. Es importante que cuando los acojamos no tengan la sensación de que les estamos prestando un tiempo.

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