La diputación ha atendido este año a 227 extranjeros menores camino de Europa

En lo que va de año la Diputación ya ha atendido a 227 menores, 35 más que en todo 2015

Diario Vasco, , 25-09-2016

«Porque es Europa y hay mucho dinero y trabajo. En África nada». La frase, que pronuncia Joe, de Ghana, se recoge en un informe de Unicef sobre la situación de los llamados menores extranjeros no acompañados (MENA), y resume las motivaciones de los chicos y chicas a la hora de dejar su país de origen y emprender un proceso migratorio alejados de sus familias. En Gipuzkoa, la presencia de este colectivo se convirtió en un problema en 2009 cuando la llegada de adolescentes inmigrantes al territorio y los conflictos que una minoría generaba sobrepasaron a los recursos forales y obligaron a activar un plan de urgencia para garantizar su atención. El territorio, sin quererlo, se había convertido en el destino preferido para este colectivo, junto con Ceuta y Canarias. Hoy, la situación es bien distinta, pero también está ocurriendo un fenómeno curioso.

Tras un notable descenso en el número de llegadas, relacionado en parte por el impacto de la crisis y las peores expectativas laborales, desde 2012 vuelve a crecer el número de menores que llegan solos a Gipuzkoa, «un aumento incluso más notable del que tuvimos en los años previos» a la recesión, precisan desde el Departamento de Políticas Sociales. En lo que va de año, los servicios sociales forales han atendido ya a 227 ‘menas’ (entre enero y agosto), 35 menores más que en todo 2015. La mayoría son chicos, cercanos a la mayoría de edad, que buscan su inserción laboral y social. Provienen en su mayoría de países del Magreb, fundamentalmente de Marruecos (171), seguido de Argelia (27) y de países subsaharianos (24).
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Uno de cada diez euros de gasto social van para la protección a la infancia

«Realidad cambiante»

La gran diferencia con la situación que se vivió hace dos legislaturas es que Gipuzkoa ha dejado de ser territorio de destino y se ha convertido en territorio de paso. La atención que se les presta es la misma para todos, independientemente de si se quedan solo unas horas o días, o de si su meta es afianzarse en Gipuzkoa. «La mayoría de los menores extranjeros no acompañados continúan su viaje hacia Europa tras pasar unos días en el centro en uno de los recursos residenciales para menores de la Diputación. Durante la estancia aprovechan para asearse, descansar y aprovisionarse de un poco de ropa y comida para seguir su camino hacia el norte», explican desde el departamento que dirige Maite Peña. Al ser menores de edad, la administración está obligada a protegerles, pero no pueden obligarles a quedarse en un centro de acogida sin su voluntad. Francia, Alemania o los países del norte de Europa son sus destinos preferidos. En ninguno de los casos han solicitado refugio o protección internacional,

LAS CLAVES

EL PRECEDENTE

Atrás quedan las cifras de 2009, cuando Gipuzkoa se convirtió en destino preferido dentro de la península

CAMBIO DE MODELO

Aunque aumentan las llegadas de menores, baja el número de tutelas por parte de la Diputación

PERFIL

La mayoría son chicos, provenientes de países del Magreb, que buscan mejorar su futuro

¿SON REFUGIADOS?

En ninguno de los casos han solicitado refugio o protección internacional

Los cambios en las preferencias migratorias, no solo de los menores también de los adultos, demuestran que los movimientos de población extranjera son «una realidad imparable y cambiante: tanto la legislación migratoria como la de protección de menores deben adaptarse a esta nueva realidad, considerando muy especialmente las necesidades de estos menores y sus contextos», recuerda Unicef.

Otra de las reflexiones pone el acento en que estos niños y niñas, a menudo ya en edad adolescente, son «menores antes que extranjeros». «Un niño es un niño en cualquier lugar del mundo e, independientemente de su documentación o situación legal, le amparan todos los derechos de la Convención sobre los Derechos del Niño», recuerda Unicef. De ahí que estén acogidos en centros dentro de las medidas de protección a la infancia, que le corresponden a la Diputación.

Menos tutelados

Un ejemplo del cambio del modelo migratorio de este colectivo es que, a pesar de que llegan más hasta Gipuzkoa, baja el número de chavales con una medida administrativa, precisamente porque no se quedan en el territorio sino porque se marchan hacia otros destinos. La Diputación tutela a día de hoy a 64 menores extranjeros no acompañados, 13 menos que en enero de este año. Son una cifra menor comparada con los 313 menores tutelados en total en la actualidad, lo que desmiente la idea extendida de que el sistema de atención foral a la infancia está volcado en un perfil concreto. Si se mira más allá en los datos, se observa que la Diputación tiene a día de hoy 678 medidas legales en vigor de las cuales 66 son menores extranjeros solos (64 de ellos están en centros y dos en acogimiento familiar).

La evolución al alza de este colectivo se produce en un momento en el que el papel de los servicios forales de protección a la infancia cobran cada vez mayor protagonismo dentro de un departamento donde la inversión en servicios y prestaciones al envejecimiento siguen acaparando las grandes cifras. La protección a la infancia y a la adolescencia ha visto cómo en los últimos cinco años se han duplicado las atenciones a menores en situación de desprotección hasta los 1.827 casos el año pasado. Son padres con graves dificultades para la educación de sus hijos, jóvenes con problemas de conducta o niños y niñas que no reciben los cuidados básicos como la higiene o la alimentación. El aumento de casos se explica por una mejora en los protocolos de la detección precoz, por ejemplo con los servicios de Atención Primaria de Osakidetza con los que se ha reforzado el trabajo, que permiten ya detectar no solo las historias más graves sino también los casos más leves que a veces requieren de una intervención foral.

La acogida residencial, donde se incluye la atención a los menores extranjeros no acompañados, es solo una parte del complicado y necesario trabajo de los servicios forales de infancia.

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