Cartas a la Dirección

¿Habrá una nueva Europa?

Diario de noticias de Gipuzkoa, PEDRO MARI USANDIZAGA, 05-04-2016

Fue Jean – Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, luchando con el enemigo que cuenta entre los países últimos en incorporarse, intenta un ejercicio de voluntarismo insistiendo en que en la Unión Europea tiene que haber más unión y más Europa.

Meses después del planteamiento, puede constatarse que la UE ha emprendido el camino contrario, menos unión, menos Europa. Y que la involución ha llegado al extremo de mendigar la militancia de Reino Unido. Para contentarla, Bruselas renuncia a principios tan sagrados como la libertad de tránsito, la cesión progresiva de soberanía y la igualdad de derechos de los ciudadanos comunitarios. Serán los británicos los que decidan en el referéndum de junio, pero el acuerdo preliminar con Cameron representa en sí mismo una traición, un mayúsculo ejercicio de euroescepticismo.

Acaba de ocurrir en tres Länder germanos con la pujanza de Alternativa para Alemania, tal como sucedió previamente en las elecciones eslovacas, se han demostrado los más inflexibles en la tolerancia hacia la inmigración, como ocurre con Orbán en Hungría y con Kaczynski en Polonia, levantando a su arbitrio las fronteras, apelando a la diferencia identitaria y reclamando continuamente su total euroescepticismo.

La psicosis terrorista y la inmigración han puesto en entredicho el hito de Schengen, del mismo modo que la estrategia de cortejo a Turquía implica un desorden en la vocación democrática.

Para sobrevivir, Europa, paradójicamente, ha renunciado a sí misma. La deriva autocrática se observa con indulgencia desde Bruselas porque ha prevalecido la “solución de Turquía” como campamento millonario de los refugiados sirios.

La UE degrada absteniéndose, facilitando la adhesión de Turquía y arrodillándose ante el Reino Unido su continuidad.

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