Llega a Turquía el primer barco con inmigrantes devueltos desde Grecia

La Razón, Ethel Bonet. , 05-04-2016

Un barco de pasajeros con los primeros inmigrantes devueltos por Grecia a Turquía ha atracado en la localidad turca de Dikili este lunes por la mañana tras partir de la isla griega de Lesbos, según varios testigos.

Grecia inició esta misma mañana el proceso de deportaciones de migrantes desde las islas del Egeo oriental a Turquía previstas por el acuerdo Unión Europea – Turquía con el envío de los tres primeros barcos con 204 personas a bordo desde la islas de Lesbos y Quíos a las costas turcas.

Los dos primeros barcos zarparon a las 07.30 hora local (04.30 GMT) de Lesbos y el tercero alrededor de las 09.00 (06.00 GMT) de la isla de Quíos, este último con 66 migrantes a bordo, con destino a Turquía, según los medios locales.

La agencia de noticias griega informa además de que en estos botes viajan por seguridad el mismo número de policías que de deportados.

Los medios griegos hablan de que entre las nacionalidades de los devueltos a Turquía hoy hay ciudadanos de Pakistán, norte de África, Bangladesh, Sri Lanka e incluso Congo, pero al parecer ningún sirio.

Los barcos han salido de los puertos sin incidentes, aunque el Gobierno griego dijo ayer estar preparado para posibles brotes de violencia por parte de los refugiados cuando empezaran las devoluciones, según admitió el portavoz del centro de gestión de refugiados, Yorgos Kyritsis.

A contrarreloj, las autoridades griegas y turcas se preparaban ayer para ultimar los detalles del plan de la Unión Europea para la devolución de refugiados y migrantes ilegales a Turquía. Esta ambiciosa operación que comienza hoy necesita del despliegue de al menos 2.500 funcionarios europeos para apoyar la labor de las autoridades griegas, pero por el momento la agencia europea de fronteras Frontex ha recibido compromisos para 44 expertos en readmisión y 700 profesionales para el retorno. Asimismo, la oficina de asilo Easo cuenta con 452 expertos prometidos por los Estados miembros, de los cuales 32 serán desplegados hoy.

Actualmente, hay unos 52.00 refugiados y migrantes en Grecia. La operación comenzará desde la isla de Lesbos, donde actualmente hay 3.300, según cifras oficiales. No se excluye que las devoluciones se extiendan a otras islas del Egeo con gran flujo migratorio. Según medios griegos, unos 750 refugiados serán devueltos a Turquía entre hoy y el miércoles, desde la isla de Lesbos al puerto turco de Dikili, fletados en dos barcos turcos.

Pero, aparte de la complicadísima puesta en marcha del acuerdo migratorio, los Gobiernos griego y turco están preocupados por la aparición de brotes de violencia entre los exilados ante la inminencia de su marcha, que ha provocado tensas manifestaciones y disturbios en los dos países este pasado fin de semana. Inmigrantes varados en un campamento improvisado de Idomeni, en la frontera de Grecia con Macedonia, protestaron el sábado para exigir la apertura de la frontera y que se les permita proseguir su viaje hacia Europa. La continua presencia de los inmigrantes de esta pequeña localidad fronteriza ha enfurecido a los vecinos, que el sábado bloquearon una carretera durante una hora para exigir el desalojo de más de 11.000 inmigrantes a los centros de tránsito en el territorio griego. Los habitantes de Idomeini argumentaron que algunos inmigrantes se habían metido a viviendas vacías y que ya no se sienten seguros. La misma situación de tensión se vivió en islas griegas del Egeo. En un centro de internamiento de Quíos, unos 800 refugiados rompieron la valla metálica para huir por miedo a ser deportados a Turquía. En la estampida tres refugiados fueron apuñalados cuando la policía antidisturbios intentó controlar a la multitud con disparos al aire y gases lacrimógenos. «No descartamos más violencia, la gente desesperada tiende a ser violenta», reconoció ayer el portavoz del centro griego de refugiados, Yorgos Kyritsis, que quiso insistir en que estos no serán tratados nunca como «criminales».

Desde el otro lado del Egeo, en territorio turco, cientos de vecinos de la localidad portuaria de Dikili se manifestaron contra la posibilidad de albergar a los migrantes expulsados de las islas griegas cercanas. Pero Dikili no será el único punto de llegada de los refugiados devueltos a Turquía. La Media Luna Roja turca está levantando también un campamento con capacidad para 5.000 personas en la localidad de Manisa, a medio centenar de kilómetros de allí. La autoridades de Ankara esperan hoy la llegada a sus costas de entre 400 y 500 migrantes procedentes de Lesbos. Así lo anunció ayer el ministro del Interior, Efkan Ala, quien agregó que los ciudadanos de Pakistán, Afganistán e Irak serán devueltos a sus países, pese a que estos dos últimos países se encuentran en guerra y, en teoría, sus nacionales tienen derecho a pedir asilo. «No serán tratados de la misma forma que los sirios», aclaró el ministro, refiriéndose a que estos últimos sí podrán quedarse en el país.

El controvertido acuerdo entre la UE y Turquía, que ha recibido fuertes críticas de las organizaciones humanitarias y la ONU, pretende frenar el flujo migratorio en el mar Egeo, por donde llegaron más de 150.000 personas desde principios de año, y 850.000 en 2015. La aplicación del plan prevé que todos los migrantes que lleguen a Grecia después del 20 de marzo pueden ser devueltos a Turquía. Desde la fecha en que entró en vigor el plan de deportaciones, unos 6.000 migrantes y refugiados se han registrado en las islas griegas. Sin embargo, muchos de los recién llegados se quejan de no tener tiempo y acceso para completar el procedimiento de demanda de asilo.

El plan migratorio, conocido también como «uno por uno», contempla además que por cada sirio expulsado hacia Turquía, la UE acepte a uno de los 2,7 millones de refugiados de esa nacionalidad que se encuentran en territorio turco, con un tope de 72.000 personas. ACNUR y otras organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras (MSF) no participan en el proceso porque consideran injusta e ilegal la política europea de retener contra su voluntad a los solicitantes de asilo. «Las deportaciones colectivas sin examinar los derechos de quienes se reclaman refugiados son ilegales», criticó el responsable de migraciones de la ONU , Peter Sutherland. Amnistía Internacional acusó a las autoridades turcas de expulsar a diario a «un centenar de niños, mujeres y hombres sirios hacia Siria», demostrando así «los terribles fallos del acuerdo UE – Turquía». A este respecto, Ankara respondió a las acusaciones asegurando que mantiene su política de «puertas abiertas» con los refugiados.

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