La Guardia Civil mantiene la vigilancia en Roquetas para evitar nuevos incidentes

Jornada tranquila en la ciudad almeriense tras los disturbios del viernes por el asesinato de un guineano | Los amigos de la víctima exigen la detención de los autores del crimen

La Vanguardia, Mayka Navarro, 26-12-2015

Medio centenar de agentes de la Guardia Civil trasladados desde diferentes puntos de Almería y apoyados por la policía municipal de Roquetas de Mar mantienen desde la madrugada del pasado viernes su presencia en la localidad tras los disturbios vividos en las últimas horas. El asesinato de un guineano de 41 años en el transcurso de una absurda discusión de tráfico provocó una reacción violenta de sus familiares y compatriotas que protagonizaron disturbios en varios puntos de la ciudad, al tiempo que exigían justicia. Durante la revuelta, decenas de contenedores fueron incendiados, los aparadores de algunos comercios apedreados, y se levantaron barricadas en algunos barrios en los que se sospecha que podían vivir los presuntos autores del crimen, de etnia gitana.

La investigación sobre el crimen para identificar y detener a los autores de la agresión mortal, sigue su ritmo. Este sábado, el alcalde de Roquetas, Gabriel Amat, ha pedido calma y serenidad a todos los vecinos, especialmente a los compañeros del fallecido, y ha asegurado que la Guardia Civil identificará a los autores. “Pero lo que no se puede es criminalizar a todo un colectivo por unos hechos aislados”, ha asegurado en relación a la comunidad gitana de Roquetas, que desde el jueves por la noche, que ocurrieron los hechos, viva parapetada en sus hogares, por temor a represalias. El alcalde mantuvo a lo largo del viernes varias reuniones con familiares de la víctima, que expresaron su voluntad de “esperar” y dejar trabajar a los equipos de investigación de la Guardia Civil, para esclarecer los hechos. Y aseguró, como muchos vecinos entrevistados en las últimas horas en varios medios de comunicación, que la convivencia diaria en Roquetas es “ejemplar”.

Amisau M., la víctima, vivía en la barriada de El Solanillo, y recientemente había conseguido la documentación para trabajar legalmente en España. Trabajaba, como muchos de sus compatriotas, en unos invernaderos. “Su sueño era poder traer a Almería a su mujer y a sus hijos”, ha contado en una entrevista a El Mundo Upa Pereira, amigo de la víctima, y testigo de la agresión.

El dispositivo de seguridad se mantendrá todo el fin de semana.

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