La Unión Europea escenifica su rechazo a las propuestas de Cameron

Los socios rechazan limitar los derechos de los inmigrantes europeos en Reino Unido.

El País, Claudi Pérez, 17-12-2015

Para los estándares del Partido Conservador británico actual, el primer ministro David Cameron es una especie de eurófilo. Pero en Bruselas él es lo contrario: los socios escenificaron este jueves en la cumbre europea un rechazo sin apenas fisuras a sus propuestas, en especial a la controvertida limitación de los derechos de los inmigrantes europeos en las islas. Cameron iba con idea de negociar toda la noche. Pero nadie está por la labor, ni siquiera con la amenaza del referéndum sobre la permanencia en la UE. No habrá acuerdo al menos hasta febrero.

El primer revés para Cameron llegó bien temprano: Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa se desmarcaron con un comunicado en mitad de la cumbre en el que dejan meridianamente claro que no apoyarán ninguna medida sobre inmigración “que sea discriminatoria” o “que limite la libertad de movimientos dentro de la UE”. Pero no se trata solo del Este, muy sensible a ese tipo de propuestas. Ni las instituciones europeas ni el núcleo duro de la Unión, encabezado por Berlín y París, apoyan la medida fetiche del Gobierno británico.

La crisis del euro mina el atractivo de Europa. Y la inmigración se ha convertido en un asunto tóxico en Reino Unido, con una parte de la ciudadanía convencida de que es un fenómeno incontrolable de gente que llega para beneficiarse del Estado de bienestar. No importa que las estadísticas no confirmen esa idea: el mensaje ha calado, y Cameron —por motivos de política interna— se comprometió hace meses a redefinir su posición en Europa y presentó en noviembre una batería de peticiones, entre las que destaca esa restricción de las ayudas a los inmigrantes de la UE.

Pero los socios están en otras cosas, en plena crisis combinada de refugiados y de seguridad. No quieren oír a hablar de restricciones a uno de los valores fundamentales de la construcción europea. Y rechazan cualquier medida que suponga cambiar los tratados. Los tiempos en los que Londres provocaba tembleques a este lado del Canal han pasado a la historia: el apetito por ofrecer concesiones es reducido. “Algunas de las propuestas británicas son inaceptables”, zanjó el presidente del Consejo, Donald Tusk, que pospone cualquier posibilidad de cerrar un acuerdo “hasta febrero”.

Cameron llegó decidido a lograr “progresos reales” en los cuatro asuntos que plantea: reforzar la competitividad, los derechos de los países que no forman parte del euro, el rol de los Parlamentos nacionales y la negación de ayudas durante cuatro años a los inmigrantes. Londres cree que puede encontrar aliados para los tres primeros, pero es consciente de que nadie —nadie— apoya hoy su plan migratorio. Y sabe que se mete en un lío si no obtiene concesiones para defender en el referéndum la permanencia: la City no ve con buenos ojos una salida de la UE que podría reabrir el melón del nacionalismo escocés. “Europa es un lobo que viene a devorar al Partido Conservador” decía John Major en los noventa. Cameron corre el peligro de devolverle brillo a ese vaticinio si el tiro del referéndum le sale por la culata.

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