donostia – Tender la mano a los refugiados que, huyendo de la guerra, están a punto de morir ahogados en el mar Egeo no es fácil. Al menos no si se hace con todas las de la ley. Tras semanas de preparativos y trámites burocráticos, los dos voluntarios de la ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitario, desplazados a Grecia como avanzadilla, tenían previsto embarcar anoche rumbo a la isla de Quíos, el destino que les han asignado frente a las costas turcas para participar en las labores de rescate. “Estamos a las órdenes de los guardacostas griegos, que determinarán cómo hacer uso de nuestros recursos humanos y técnicos. En principio nos mantendremos en stand by. Cuando lleguen embarcaciones con peligro grave e inminente para ellas y sus ocupantes, saldremos, lo mismo que hacemos en Euskadi”, explicaba ayer a este diario, desde la ciudad portuaria de El Pireo, Borja Olabegogeaskoetxea, patrón de rescate y voluntario de la citada asociación.

A Borja, que se quedará sobre el terreno como coordinador “por tiempo indefinido”, le acompaña en la árida tarea de abrir camino Patxi Martínez, instructor de buceo profesional, que regresará a casa cuando llegue el próximo grupo de voluntarios. “Serán cinco personas, tres chicos y dos chicas, todos con experiencia, socorristas acuáticos o patrones profesionales. Saldrán el 17 de diciembre y previsiblemente llegarán a Quíos el 19. En este caso irán en avión y ferry y llevarán solo material de socorrista. En la zona ya tenemos una moto de agua y una furgoneta”, detalla, desde Euskadi, Iñigo Mijangos, coordinador de Salvamento Marítimo Humanitario. También cuentan con otra furgoneta en reserva, que desplazarán con el material preciso una vez reconozcan bien el terreno. “Estamos en contacto con la Federación Internacional de Rescate Marítimo, que coordina a todas las ONG de salvamento que están operando en la zona, y ellos gestionan las necesidades. Es posible que nos asignen embarcaciones que ahora no tienen tripulación. A la vista de todo eso, veremos lo que necesitamos y si lo compramos aquí o allí”, señala Iñigo.

Su labor no se limitará a rescatar del agua a personas en peligro. También prevén instruir a equipos autóctonos en técnicas de socorro y salvamento marítimo. “Queremos formar a grupos de voluntarios griegos para que, una vez nos retiremos, quede en la zona una estructura consolidada para atender las emergencias en el mar”, explican.

Voluntad les sobra, pero no es suficiente. Para desempeñar su cometido y prorrogarlo en el tiempo, necesitan de la colaboración de todos. Hasta la fecha han recibido donaciones por valor de 13.000 euros, pero apenas les quedan 3.000. Los seguros, la moto de agua, el material de rescate… “El dinero se va rápidamente. Con lo que tenemos podremos estar solamente un mes, pero contamos con que la sociedad siga respondiendo con la misma generosidad y solidaridad que hasta ahora”, confía Iñigo. Quien quiera apoyar su causa podrá realizar sus aportaciones a la cuenta de la Caja Laboral 3035 0235 2223 5003 8982.