Aquí cabemos todos y todas

Diario de Noticias, Por Ana Mª Pérez Sola, 12-12-2015

Nuestras hijas e hijos estudian en un colegio con programa British (igual nos hubiera dado un PAI). Aparte de que fuera un colegio público, fueron muchos los motivos por los que lo elegimos: pedagógicos, metodológicos, lingüísticos, sociales… Ninguno cuestiona la calidad de otros modelos diferentes, ni mucho menos a las familias que los han elegido ni, por supuesto, a su profesorado. Tampoco es una reacción contra el euskera. Tenemos muy claro que cabemos tod@s.

Y desde el firme convencimiento de que cabemos tod@s, optamos por un colegio público donde cabemos familias de diferentes culturas, etnias, religiones, ideologías. Uno de esos colegios a los que las políticas educativas y algunas corrientes políticas y sociales convirtieron en guetos con escasas posibilidades de mantenerse y con un progresivo deterioro ante la falta de recursos para atender a tanta diversidad. Uno de esos colegios que no interesaban a casi nadie, mucho menos a federaciones y asociaciones relacionadas con la enseñanza pública cuyos centros se veían beneficiados por este reparto del alumnado: minorías, inmigrantes y familias desfavorecidas a estos centros; el resto, a los otros. La brecha fue tal que ni siquiera se aceptaba que los diferentes modelos convivieran en el mismo centro y, cuando lo hacían, se impuso una organización segregadora, impensable por otros motivos ¿Aceptaríamos que, en un mismo centro escolar, niñas y niños de diferente color, religión o cultura entraran por puertas diferentes, tuvieran recreos a horas distintas, comieran en espacios separados? ¿Lo aceptaríamos en piscinas, parques…? Pues eso ocurre en muchos centros escolares públicos. Se segrega por idioma

La oferta de estos programas en inglés ha motivado que cada vez quepamos más personas en estos colegios. Gracias a ellos aumentó la demanda, se compensaron desigualdades, mejoraron resultados. Los diferentes modelos (A, D, G) superaron, en parte y no todos, la brecha social y académica que se había creado. Se evidenció que cabemos tod@s en horizontal, sin prejuicios, y que se puede funcionar desde la diversidad.

Y sólo cuando se ha logrado romper, en parte, ese orden – desorden – social, ahora sí interesan estos centros con programa British – PAI. Incluso se ha abierto un debate público donde cualquier persona o asociación se considera con autoridad para cuestionarlo, lanzar consignas contrarias y decidir sobre su futuro, aunque ni los conozcan ni se hayan molestado ni en recabar sus propios datos. Se ha convertido en un asunto político con fines partidistas: de aquellos políticos que los dejaron languidecer y no aportaron los medios que demandábamos familias y profesorado para suplir sus carencias; de estos que generan un clima de opinión contrario a través del desprestigio, la inseguridad y la falta de transparencia.

Las familias observamos con estupor cómo las carencias que llevamos denunciando desde hace tiempo se utilizan como justificación para acabar con el British – PAI y no como diagnóstico para mejorarlo; cómo se minusvalora la experiencia de todos estos años de trabajo y cómo se ignoran nuestras valoraciones positivas. Escuchamos con tristeza a políticas y políticos acusar a los equipos directivos de mentir sobre las evaluaciones de sus centros, sin ofrecer ni una sola prueba de estas graves acusaciones. Asistimos con preocupación al clima de desconfianza que algunos partidos políticos están generando y a la falta de escrúpulos con que manipulan la información: supuestos informes que demostrarían la ineficacia de los programas British – PAI pero que nadie enseña; supuestas evaluaciones que determinarán el futuro de estos programas, pero que los centros desconocen y de las que nadie aporta ni un solo dato concreto (¿se puede realizar una evaluación de esta envergadura en tan poco tiempo?); supuestos modelos plurilingües de los que no se da ninguna información y que empezarían en septiembre del 2016 ¿En todos los modelos? ¿En todos los centros? ¿Hay alguien del departamento de Educación trabajando en esta nueva propuesta?

El British – PAI es una cuestión política y sólo si las familias exigimos nuestro poder como ciudadanas y ciudadanos podemos reconducirlo al ámbito educativo del que nunca debió salir. En este sentido quiero agradecer públicamente a la Federación de Apymas British – PAI el esfuerzo que está realizando, pero, sobre todo, el tono y el estilo. Le agradezco su trabajo eficiente y sereno, sin responder a las descalificaciones ni entrar en debates ajenos a su objetivo. Le agradezco que no caiga en la provocación de enfrentar modelos educativos y a familias que hemos optado por un sistema público en el que cabemos tod@s.

En representación de la Apyma Cardenal Ilundáin

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