El éxodo de refugiados hacia Europa puede haberse calmado en las últimas semanas, al igual que las críticas hacia el Gobierno griego por sus ineficacia en la gestión de las llegadas a través del mar Egeo. Pero la Comisión Europea, presionada por Francia y Alemania, continua adelante con su intención de proponer un cuerpo de guardafronteras europeo con capacidad de intervención rápida en caso de constatar la necesidad, aunque el Estado miembro afectado no lo quiera. El plan, que prevé crear una reserva con unos 1.500 policías preparados para desplegarse sobre el terreno en dos días, recibirá luz verde del colegio de comisarios el martes.

Es una propuesta importante, audaz y es razonable asumir que en la situación en la que se encuentra la Unión Europea el control efectivo de las fronteras es una condición vital para garantizar que el acuerdo de Schengen – que estableció un espacio de libre circulación de personas – no se vea amenazado, defiende el portavoz del presidente de la Comisión Europea, Jean – Claude Juncker.

La puesta en marcha de este cuerpo, cuya propuesta se ha visto acelerada a raíz de la llegada de más de 700.000 personas a través de la frontera marítima entre Grecia y Turquía y ante la incapacidad de Atenas de hacer frente a la situación, implicaría una cesión importante de soberanía a Frontex para el control de las fronteras exteriores pero sobre todo hacia la Comisión Europea. Frontex sería la responsable de efectuar una evaluación, mientras que el Ejecutivo comunitario tendría que proponer a los Veintocho el envío de un contingente de guarda de fronteras.

MEDIDA CONTROVERTIDA

Es decir, el Consejo podría imponer con relativa facilidad la decisión a un país. De ahí que, pese a la presión que están ejerciendo París y Berlín, la idea suscite mucha controversia entre los socios europeos. La Comisión se doblega como un junco flexible a la voluntad alemana, critica un diplomático europeo. No nos sobran cientos de funcionarios de fronteras para enviarlos a Grecia. No es una cuestion que se improvise, y Alemania lo está haciendo porque no sabe como taponar la hemorragia, añade.