28ª edición de la carrera popular

No hay vida sin riesgo

Deia, Por J. C. Ibarra, 18-11-2015

El peor lugar en el que los terroristas pueden instalar su caballo de Troya no son los campamentos de los refugiados que llegan a Europa en busca de asilo, ni las mezquitas con imanes más o menos fogosos, ni los barrios marginales de las grandes urbes europeas… El lugar más peligroso en el que se puede asentar ese caballo de Troya es la cabeza de cada uno de los ciudadanos de esos territorios que dicen querer conquistar las yihadistas. Es decir, el mayor atentado que pueden cometer es que nos volvamos locos, sin que esto que digo pretenda restar importancia a la amenaza, y la realidad plasmada trágicamente en París, que supone la actuación de esos grupos fanatizados y violentos. Un ejemplo. Bob Dylan ha exigido la presencia de seguridad armada en los conciertos que ofrece hoy y mañana en la ciudad italiana de Bolonia, tanto en el exterior del auditorio, como entre el público. Si permitimos que los espacios de convivencia social se conviertan en barracones de un gran campo de concentración, habremos hecho nosotros mismos el trabajo sucio que buscan quienes nos quieren encerrados en sus mazmorras medievales. Vivir en libertad conlleva riesgos; la seguridad extrema es el sinvivir. Por muy dolorosas que sean sus acciones violentas, no podemos permitir que estos iluminados invadan nuestras cabezas y asienten en ellas su dictadura. Me niego a creer que la respuesta que Dylan buscaba en el viento sean un chaleco antibalas y un fusil de asalto que nos cubra las espaldas.

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