El 'cerebro' belga de los ataques de París

El Mundo, PABLO R. SUANZES BRUSELAS CORRESPONSAL, 17-11-2015

El enemigo número uno de Bélgica y principal sospechoso de ser el autor intelectual de los atentados de París tiene 28 años. Abdelhamid Abaaoud no es sirio ni saudí, sino belga. Nació y se crió en Bruselas. No viene de una familia desestructurada y pobre, sino de una que, entre lágrimas, reniega de él y pide perdón «avergonzada, porque le debe todo a este país». No pasó su infancia en una madraza salafista, sino frente a la televisión, como cualquier europeo.

El terrorista más buscado es una celebridad entre los radicales de Molenbeek, su barrio de toda la vida, donde su padre regenta una tienda de ropa desde hace décadas. Por su presencia continua en las redes sociales, por sus vídeos desde el frente y su aparente destreza para evitar ser capturado. Porque allí captó a otros como él para unirse al Estado Islámico. Porque volvió del frente para secuestrar a su hermano de 13 años y convertirlo en el soldado más joven del IS. Porque, creen, está detrás de todos los ataques a Francia y Bélgica de los últimos dos años.

Los responsables belgas y galos creen que la organización y planificación de los ataques de París se hizo en buena parte desde Bruselas y en permanente contacto con Siria, donde Abaaoud, cuyo nombre de guerra es Abou Omar Soussi, vive de forma intermitente y semi nómada desde 2013.

Este año Abdelhamid Abaaoud ya no sale en tantos vídeos. Su perfil en internet se ha rebajado. Ha intentado en reiteradas ocasiones difundir el bulo de que estaba muerto, para desviar la atención de sus perseguidores. Los investigadores creen, por el tipo de contenido de las escuchas y los testimonios de testigos, que ha ganado peso en la estructura del IS, pasando de verdugo ansioso a planificador. Que es el cerebro logístico de los ataques más sangrientos. Que estaba en contacto con Ismael Omar Mostefai, uno de los atacantes, y con Salah Abdeslam, en busca y captura.

Según fuentes de Inteligencia francesas citadas por Le Monde, el pasado 11 de agosto un yihadista francés llamado Reda Hame fue interrogado tras regresar de Siria. Confesó haber recibido entrenamiento cerca de Raqqa y habló directamente de Abdelhamid Abaaoud, al que apuntó como el encargado de instruirlo y la persona que le dio en mano 2.000 euros, material informático encriptado y consejos para volver a través de Praga y no llamar la atención , así como instrucciones para atentar «en una sala de conciertos», algo «fácil para conseguir el máximo de víctimas» posible. Según el diario francés, este perfil alto le habría puesto en la diana de las fuerzas militares, que habrían barajado el pasado septiembre su nombre como potencial objetivo de un bombardeo selectivo de la aviación gala.

La vida del terrorista está llena de vacíos, lagunas y mitos. Era mal estudiante pero fue alumno de la prestigiosa, y cara, escuela de Saint Pierre, en Uccle, lejos de su casa. No tuvo una infancia dura ni una adolescencia especialmente problemática. En algún momento que sus parientes no pueden precisar, algo cambió. Se volvió más religioso, dejó el alcohol y las fiestas nocturnas. Se radicalizó paso a paso hasta viajar a Siria para enrolarse en las filas del Estado islámico.

En enero de 2015, tras los ataques de Charlie Hebdo y el supermercado judío de París, las unidades de élite de la policía belga lanzaron redadas simultáneas en las localidades de Bruselas, Villvorde y Verviers para desarticular varias células que estaban a punto de atacar. La de Verviers, la principal, estaba dirigida a distancia por Abaaoud. Eso es lo que cree el Ministerio del Interior, que fracasó a la hora de capturarlo.

Dos periodistas europeos publicaron en la primavera de 2014 un vídeo del joven a las afueras de Alepo, en un 4×4 lleno de cadáveres, lo que disparó su popularidad en círculos fanáticos. Este junio Abaaoud fue condenado, en ausencia, a 20 años de cárcel por el tribunal correccional de Bruselas por ser uno de los líderes de la «filial siria» que reclutaba jóvenes para la guerra santa. Las investigaciones lo vinculan a Khalid Zerkani, bruselense de 41 años considerado uno de los predicadores salafistas más peligrosos. Responsable de financiar los viajes de muchos jóvenes, de captar y adoctrinar.

Abaaoud fue a Siria y volvió. En su segundo intento se llevó con él a su hermano pequeño, Younes. Delgado, sonriente, extremadamente joven, Abaaoud apareció desafiante en las páginas de Dabiq, la publicación del Estado Islámico, en su número 7 en febrero de este año. En una larga entrevista, Abu Umar Al-Baljiki (Abu Omar el belga) es presentado como un «hermano perseguido por los servicios de Inteligencia occidentales por su yihad en Bélgica».

Con la barba mucho más larga, un Corán en la mano derecha y la bandera negra del IS en la izquierda, Abaaoud presumía de haber logrado entrar en Bélgica a finales de 2014 con dos camaradas.

«No podemos más, estoy sin fuerzas. Me avergüenzo de mi hijo Abdelhamid, nos ha arruinado la vida», se lamentaba entre lágrimas su padre, Omar, en una entrevista concedida a Courrier International. Omar, de Molenbeek, nacido en Marruecos y emigrado, decía estar afectado por una profunda depresión y medicado. «¿Por qué, en el nombre de Dios, querría mi hijo hacer daño a belgas inocentes? Nuestra familia le debe todo a este país».

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