Federico Mayor Zaragoza presidente de la fundación cultura de paz

“Vamos a crear un mundo distinto, lo quieran o no quienes solo miran al pasado”

Sus palabras resuenan con la fuerza de un joven octogenario. Asegura que la sociedad está a las puertas de “un cambio impresionante en los próximos diez años”

Diario de noticias de Gipuzkoa, Jorge Napal, 12-11-2015

donostia – El que fuera director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934), atendió ayer a este periódico a última hora de la tarde a bordo de un taxi camino de Getafe, donde tenía previsto impartir la enésima charla. Su actividad es incesante. Hoy estará a las 19.00 horas en la sala Arrupe de la calle Garibai de Donostia, en el marco del ciclo de conferencias del Forum Larramendi. Bajo el título Una declaración sobre la cultura de la solidaridad, interpela a la sociedad a moverse…

Usted sí que no para…

- (Sonríe) Sí, he tomado buen ejemplo de José Luis Sampedro y Stéphane Hessel, ambos nonagenarios, determinantes en el surgimiento del 15 – M… No está nada mal (vuelve a sonreír).

¿Y qué queda de aquello?

- Muchísimo, ya era hora del cambio, porque siempre habíamos sido invisibles.

¿Es bueno que se rompa el bipartidismo?

- Buenísimo…

No parece comulgar con que un partido con mayoría absoluta “imponga” sus leyes al resto…

- En absoluto. Cada ley de rodillo es una ofensa a la democracia. Lo absoluto es la antítesis de un sistema igualitario, algo que será corregido en adelante.

¿Entretanto qué está pasando en Europa? ¿Quién es el responsable del pavor que empuja a miles de inmigrantes?

- Han cambiado mucho las cosas. Antes en las Naciones Unidas estábamos todos, pero todo comenzó a cambiar desde que el señor Reagan y la señora Thatcher decidieron desactivar ese acuerdo en los 80, impulsando el G – 7, el G – 8 y el G – 20. Fue una estúpida pretensión imaginar que siete, ocho o veinte países podían gobernar en nombre de 173.

Poco después, usted se colocaría al frente de la Unesco, la rama intelectual de las Naciones Unidas…

- Sí, y establecimos que la humanidad debía ser guiada por principios democráticos como la solidaridad y la justicia. El problema es que llegaron los neoliberales y dijeron que de eso nada, que los valores éticos se sustituían por los bursátiles…

Y en esas estamos…

- Estamos en una economía de especulación, de deslocalización productiva en países donde se trabaja en condiciones laborales deplorables. Todo eso ocurre mientras estamos callados. ¿Hasta cuando? ¡Por favor! (resopla).

¿Se agota el tiempo de la solidaridad?

- Ya se ha agotado, pero va a volver con una fuerza inmensa porque los ciudadanos se pueden expresar como nunca en la Historia. Ya podemos decir lo que queremos, y saber lo que sucede, algo que no ocurría antes. El mundo va a pegar un cambio impresionante en los próximos diez años.

¿Una imagen vale más que mil ahogados, como veíamos hace dos meses en una viñeta humorística?

- Qué pena que tenga que llegar un tsunami para que se despierte la solidaridad. Por cierto, esa solidaridad es más ciudadana que estatal. Es algo que me duele mucho. Todos estamos pagando una deuda que nadie sabe quién contrajo. Estamos pagando todos los días 3.000 millones de dólares en armas y gastos militares mientras que la gente se muere de hambre. Quienes huyen de la miseria no vienen aquí a darse un garbeo, no, no, vienen porque no pueden vivir en sus países de origen. ¿Por qué? Porque les hemos restringido la ayuda al desarrollo.

Se le nota muy molesto…

- Es que antes había un gran programa en la Naciones Unidas para el desarrollo. Muchos países nórdicos dieron grandes cantidades. En España no se alcanzó el 0,7%, pero sí el 0,51%. ¿En qué ha quedado todo eso ahora? Se ha acabado la cooperación. Ni siquiera sé por qué le siguen llamando Ministerio de Cooperación, porque no cooperan nada. El sistema implantado por Estados Unidos nos está llevando a puntos de no retorno, incluso desde el punto de vista medioambiental. Soy ya una persona mayor, pero me levanto todos los días a las 6.30 horas pensando en mis biznietos. Pienso que cuando crezcan, como sigan las cosas así y no actuemos, nos van a echar a bofetadas. Les vamos a dejar un mundo inhabitable.

¿La Unión Europea está más desunida que nunca?

- Sin duda. Se han unido solo por el dinero. Qué vergüenza lo que ha pasado. Hemos hecho una unión estrictamente monetaria, pero no tenemos una unión política, económica, ni de seguridad.

¿Y por qué no actuaron?

- Se veía venir, pero que no nos digan a los que hemos estado durante años diciendo que no se podía hacer una unión monetaria pensando exclusivamente en la llamada civilización del Bienestar. Una civilización en la que solo cabe el 20% de la Humanidad.

¿La educación es el arma más poderosa, como decía Nelson Mandela?

- Claro que sí. Es lo que estamos intentado, que cale la cultura de paz y las personas pasen de súbditos a ciudadanos. Pero la Educación no es solo la escuela. He charlado con muchos jefes de Estado que me hablaban de ello siempre en relación a los niños. Es la semilla, pero hace falta cultura a todos los niveles, empezando por parlamentarios y consejos municipales. Ellos son los primeros que tienen que ser personas educadas.

Nuevas tecnologías, facilidad de acceso a la información… ¿Son útiles todas estas herramientas si no hay reflexión?

- Es verdad que muchas veces nos dejamos llevar y acabamos pensando exclusivamente en el Betis manque pierda (sonríe). Creo, en todo caso, que es algo que va a cambiar porque se va a producir una reapropiación del tiempo, de modo que no tengamos que ver a un niño en una playa de Turquía para movilizarnos. Estoy seguro de que cada amanecer nos guiará hacia ese cambio…

¡Es usted un optimista!

¡Nunca! Los optimistas son los pesimistas mal informados. (Sonríe). Soy una persona esperanzada que desde pequeño, gracias a la enseñanza de mi madre, entiende que cada ser humano es distinto y con capacidad para crear. Es decir, podemos crear un mundo distinto, lo quieran o no los conservadores y quienes solo saben pensar en las fórmulas de ayer. Pero va a haber un cambio muy rápido, como ocurrió con Mandela, que en seis meses acabó con el racismo, o Gorbachov, que en un día convirtió a la Union Soviética en una comunidad de estados independientes. Que nadie diga que hay algo imposible.

daTOS BIOGRÁFICOS

Un hombre de intensa actividad. El currículum de Federico Mayor Zaragoza resulta apabullante. Es doctor en Farmacia y catedrático de Bioquímica por la Universidad de Granada.

Fue, además, rector de dicha Universidad entre los años 1968 y 1972, y ese mismo año obtuvo la cátedra de Bioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid, cargo que ocupó hasta 2004.

Ciencia. Fue nombrado Vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 1971, cofundador en 1974 del Centro de Biología

Molecular Severo Ochoa (CBMSO), y director del mismo hasta 1978.

Política. Ha desempeñado a lo largo de su dilatada trayectoria varios cargos políticos: subsecretario de Educación y Ciencia del Gobierno español 1974 – 1975; ministro de Educación y Ciencia (1981 – 1982) y diputado en el Parlamento Europeo por el Centro.

El salto a la Unesco. En 1987, la 24ª Conferencia General de la Unesco lo eligió como director general, cargo en el que permaneció hasta 1999. Desde el año 2000 preside la Fundación Cultura de paz.

Derechos Sociales. Además, actualmente preside la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte.

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