Los refugiados, argumento de la novela alemana del momento

La obra, que se titula Oír, fue, ido , está escrita por Jenny Erpenbeck

Diario de noticias de Gipuzkoa, Rodrigo Zuleta, 05-10-2015

BERLÍN La escritora Jenny Erpenbeck ha reunido en su novela Gehen, ging, gegangen (Ir, fue, ido) a un filólogo jubilado, experto en lenguas clásicas, y a un grupo de refugiados en una mezcla que para muchos ha dado como resultado el libro del momento en Alemania.

Naturalmente, el trasfondo de la novela de Erpenpeck no es la crisis actual de los refugiados que difícilmente podía prever en el momento en que empezó a escribir. Sin embargo, según ha dicho ella en diversas entrevistas, el tema estaba en el aire desde hace mucho. “El tema está ahí desde hace por lo menos diez años”, dijo Erpenbeck en una entrevista con el programa cultural de televisión Aspekte.

El centro de la obra, que está en la lista de seis finalistas que Deutscher Buchpreis que premia la mejor novela en lengua alemana del año, es la figura de Richard, filólogo y viudo que vive al lado de un lago donde alguien se ha ahogado y cuyo cadáver no ha sido aún rescatado. Es verano y Richard no tiene nada que hacer no puede o no quiere nadar por el cadáver que está en el fondo del lago y termina aceptando una invitación a ver unas excavaciones arqueológicas al lado de Alexanderplatz, en el centro de Berlín.

En la noche, viendo las noticias, Richar advierte que pasó al lado de una manifestación de refugiados en la que no reparó y se empieza a preguntar por las razones por las que vemos unas cosas e ignoramos otras y el tema de la refugiados empieza a darle vueltas en la cabeza hasta que decide empezar a ocuparse de ellos.

Así, empieza a realizar visitas frecuentes a un hogar de refugiados que han llegado desde Italia, habla con ellos, les escucha sus historias y empieza a elaborar una especie de ensayo en la que a veces mezcla los destinos de los recién llegados con argumentos de los clásicos griegos y alemanes. En ese trabajo, en el que también imparte clases de alemán en el albergue, termina conociendo a un joven que llegó de Ghana, Osarobo, y que, cuando le pregunta que oportunidad quisiera tener, le contesta que quisiera tocar el piano. En la casa de Richard hay un piano y Osarobo, que nunca había tocado en su vida, termina tocando en él, buscando la música intuitivamente.

El libro está escrito antes de que el Gobierno de Angela Merkel renunciara en la práctica al derecho que le da el denominado Convenio de Dublin de hacer retornar a los peticionarios de asilo al país donde tocaron por primera vez suelo europeo. Ese tratado con el que, según reflexiona Richard, “los países que no tienen costa sobre el Mediterráneo compraron el derecho de no oír a los refugiados que vinieron del sur”. Richard decide escuchar esas historias y registrarlas. Con ello la novela tiene una parte que podría llamarse documental que toca problemas del conflicto en algunas zonas de Nigeria o el destino de los trabajadores extranjeros en Libia o también el destino de los que vivieron la tragedia de refugiados ahogados atravesando el mediterráneo.

“Los otros han muerto y yo he sobrevivido, Dios tiene que tener un plan conmigo”, confiesa en la novela Osarobo.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)