la ONG Intermon Oxfan salió ayer a la calle para pedir a la sociedad que se movilice para presionar a los organismos internacionales con el fin de que se tomen de forma inmediata medidas que pongan fin a la crisis humanitaria que se está viviendo en Siria.

Una colchoneta hinchable y unas pocas mantas apiladas sobre cartones son suficientes para escenificar las penosas formas de vida a las que están sometidos centenares de miles de personas que se han visto obligadas a huir de sus casas “con lo puesto” por la guerra.

“Estamos mostrando de una manera teatral lo que podría ser un campo de refugiados o un sitio de tránsito, el cómo se vive en estos sitios y qué supone salir de casa. Estamos hablando de Siria pero podríamos hablar de otros tantos países”, explicaba a este periódico Kike Abad, responsable de Intermon Oxfan en Gipuzkoa.

Esta performance, sin embargo, no fue más que una de las piezas que esta ONG quiso sacar ayer a la calle para visibilizar “la problemática que generan las desigualdades en este mundo”.

La organización instaló una carpa en pleno Paseo de La Concha, poniendo a disposición de los viandantes numerosos productos de comercio justo. “Es una forma directa para colaborar, porque son productos que se han elaborado de forma justa y cuyo beneficio repercute, en gran parte, en la comunidad”, explicaba Abad.

Pero, probablemente, la acción más importante impulsada por la ONG fue sencillamente simbólica: una recogida de firmas para exigir una implicación inmediata de los organismos internacionales en el conflicto.

Y es que, tal y como advierte Abad, el problema de los refugiados trasciende a que alrededor de 2.000 personas lleguen a Euskadi en las próximas semanas. “La verdadera crisis no está aquí. Que vengan 500.000 personas es un 0,7% de la población europea, no es nada. Líbano está soportando 1,2 millones, Turquía 2 millones… Eso sí que es una crisis y necesitan ayuda. Recibir a 2.000 personas en Euskadi no es nada”, advertía el responsable de Intermon Oxfan en Gipuzkoa.

Por ello, pese a que valora que la respuesta ciudadana “ha sido maravillosa”, Abad piensa que la sociedad puede dar un paso más y “presionar a los organismos internacionales” para que se involucren en la resolución de los conflictos en los países de origen. “Hay crisis en las fronteras, en los campos de refugiados de los países limítrofes, y esto solo hablando de Siria. Es complicadísimo resolver esta guerra, pero demandamos que haya implicación política y que se asuman riesgos. Se está jugando al juego de las grandes potencias al más puro estilo de la Guerra Fría y lo que pedimos es que se tomen decisiones políticas, no que se bombardee, porque esas acciones no nos llevan a ningún lado”, indicó.

Por ello, aboga por que se facilite el tránsito de estas personas por los pasillos humanitarios y no se produzcan las escenas que nos estamos acostumbrados a ver en las fronteras. “Al final, se está demostrando que construir muros no sirve para nada porque el instinto de supervivencia es mucho más fuerte. Tenemos que facilitar el paso de estas personas”, zanjó.

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Millones de refugiados. Es el número de personas que actualmente cuentan con el estatus jurídico de refugiados. Sin embargo, ONG como Intermon Oxfan alertan de que la cifra es mucho mayor. Recuerdan que otras miles de personas no reconocidas huyen del “hambre, la pobreza o la falta de oportunidades, que son otro tipo de violencias”. Actualmente, a Europa tan solo han llegado 500.000 personas que huyen del conflicto armado en Siria, lo que supone el 0,7% de la población europea. Sin embargo, en países con muchos menos recursos, como Líbano o Turquía, la llegada de refugiados se cuenta por millones, lo que agudiza la crisis humanitaria que está viviendo esta gente.