DESDE LA AVENIDA DE TOLOSA

La foto

Diario de noticias de Gipuzkoa, POR ADOLFO ROLDÁN -, 04-09-2015

La imagen del niño sirio Aylan Kurdi, de tres años de edad, muerto sobre la arena de la playa turca de Bodrun me desgarra los sentimientos. Me recuerda que formo parte de un sistema profundamente injusto, y que, al menos, permito o incluso colaboro con una Europa cruel, capaz de levantar alambradas, construir vallas, cerrar estaciones de tren, o dejar que se hundan cientos de pateras para que los inmigrantes no nos arrebaten nuestro estilo de vida. Aylan Kurdi yacía solo. A algunos metros debieron encontrar a su hermano Galip, de cinco años, a su madre Rehan, de 35, y unos metros más lejos a su padre Abdulá, que estaba medio inconsciente. Habían pedido refugio a Canadá, donde tenían familiares, pero los dirigentes de ese país se lo negaron. En esta ocasión fue Montreal, pero la prohibición ha partido otras veces de Madrid, París, Londres, Berlín, Budapest, Viena, Atenas, Sofía y de casi todas las capitales del continente. Algún día, toda esta generación tendremos que responder por nuestros delitos de lesa humanidad en otro nuevo juicio de Nüremberg. La foto de Aylan la hemos publicado todos los periódicos, “porque no podemos ocultar semejante drama”. Muchos además la han exhibido escandalosamente en primera página. Imagino que argumentarán con la libertad de expresión, con la necesidad de sensibilizar a los lectores, con la obligación de denunciar tan brutal genocidio. A mí me parece que se ha matado por segunda vez a Aylan. Hay un copiosa normativa estatal e internacional que prohibe publicar fotos de menores sin su consentimiento y el de sus padres o tutores. Entre ellas, la Constitución (artículos 10, 18 y 39), el Código Civil (art. 170), el Código Penal (art. 46 y 197), la ley del Menor de 2000 con sus tres modificaciones, instrucciones de la Fiscalía General del Estado 2/2006 y 1/2007, la Declaración de Derechos Humanos, la Declaración de Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos del Niño. No me gusta nuestro estilo de vida.

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