Alemania dice que «las vallas no son una solución»

El Mundo, ROSALÍA SÁNCHEZ BERLÍN ESPECIAL PARA EL MUNDO, 28-08-2015

La Conferencia de los Balcanes Occidentales en Viena, a la que asistían ayer también la canciller, Angela Merkel y la responsable de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, comenzó como un diálogo de sordos. Abrumados por el flujo de refugiados, los gobiernos de los Balcanes pedían fondos europeos y calificaban irrisorias las aportaciones previas, millón y medio de euros europeos y otro millón llegado desde Berlín. Merkel insistía en la necesidad de cuotas vinculantes de recepción de refugiados y en la equiparación de las condiciones en que son recibidos en los diferentes países.

Así estaban las cosas cuando llegó al Hofburg a media mañana la noticia de la tragedia, el drama humano de los 50 refugiados asfixiados en un camión de carga que había sido abandonado a unos kilómetros de Viena.A partir de ese momento, los ánimos se templaron y la voluntad de acuerdo se hizo más palpable. Merkel no habló ayer de cantidades concretas, pero tranquilizó dando pistas sobre la posibilidad de más ayudas al mencionar que «Europa, como continente rico, está en condiciones de resolver la crisis».

La canciller echó la vista atrás y constató que en Europa tenemos «más refugiados ahora en el mundo que en tiempo de la Segunda Guerra Mundial y la experiencia nos recuerda que tenemos el deber de dar acogida y protección a todos ellos…pero no unos contra otros sino todos de forma conjunta con el espíritu de buscar una solución».

Al inicio de la Conferencia, su ministro de Exteriores ya había advertido contra las iniciativas que están llevando a cabo por su cuenta algunos de los gobiernos con representantes en la sala. «Las vallas fronterizas no son una solución», dijo Frank-Walter Steinmeier, mencionando sin citar la que está levantado Hungría a lo largo de 175 kilómetros en la frontera que separa su territorio de Serbia. «Es necesaria una coordinación internacional», pidió el jefe de la diplomacia alemana.

Merkel tanteó además la posibilidad una nueva lista de países seguros, que incluiría a los países de los Balcanes e impediría a sus nacionales pedir asilo en Europa. No encontró gran resistencia. Del total de 800.000 refugiados que habrán ingresado en Alemania para final de año, un 40% tendrá esa procedencia.

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