Merkel visita a refugiados entre gritos de “traidora”

La consigna “¡Preocúpate primero de tu propia gente!” congregó a los vecinos del entorno del campamento Con la ola de refugiados cada vez más cerca, crece la xenofobia en el país

Diario de noticias de Gipuzkoa, JUAN PALOP, 27-08-2015

HEIDENAU (ALEMANIA) – La canciller alemana, Angela Merkel, fue ayer abucheada por un centenar de vecinos de Heidenau, en el este del país, durante una visita simbólica a un centro de refugiados que fue escenario el pasado fin de semana de violentas protestas neonazis. Entre fuertes medidas de seguridad, Merkel visitó el centro de esta pequeña localidad sajona durante algo más de una hora y al salir exigió “tolerancia cero” contra los xenófobos que atacan a los peticionarios de asilo o los centros donde son acogidos temporalmente. “Hay cero tolerancia frente a quienes cuestionan la dignidad de otras personas. Hay tolerancia cero frente a aquellos que no están dispuestos a ayudar allí donde legal y humanamente está previsto que se ayude”, afirmó.

Tanto su comparecencia final ante los medios como su llegada al albergue un antiguo centro comercial de material de construcción recién acondicionado estuvieron enturbiadas por abucheos, pitidos y gritos de un centenar de vecinos de todas las edades, desde jubilados hasta madres jóvenes con carritos. “¡Preocúpate primero de tu propia gente!”, le reprochó a gritos un hombre mayor, condensando de alguna forma el sentir de algunos vecinos de la zona.

Los grupos racistas han azuzado el miedo a la llegada de refugiados, especialmente en las zonas más deprimidas económicamente, y están teniendo especial éxito en el estado de Sajonia.

Los manifestantes de ayer también gritaron “Lügepresse!” (”¡Prensa mentirosa!”) a los periodistas, empleando el mismo eslogan que se oía hace medio año en las marchas semanales del movimiento xenófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) en Dresde, la capital de Sajonia.

Merkel, por su parte, volvió a asegurar, como hizo el lunes, que es “vergonzoso” y “repulsivo” tener que asistir a hechos como los del pasado fin de semana en Heidenau, donde cientos de manifestantes convocados por el partido ultraderechista NPD protestaron violentamente frente al centro de refugiados.

En la madrugada del sábado decenas de neonazis trataron de impedir por la fuerza la entrada de autobuses con peticionarios de asilo, lo que degeneró en choques con la policía en los que los manifestantes arrojaron “piedras, botellas y petardos” a los agentes, causando más de 30 heridos, uno de ellos grave.

Desde entonces un fuerte despliegue policial mantiene acordonado el albergue, que debe acoger a hasta 600 refugiados.

El vicecanciller y ministro de Economía, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, ya visitó el lunes el albergue, donde subrayó que “no hay que dar ni un milímetro a esta turba ultraderechista”. Esto ha hecho que se multipliquen las llamadas insultantes y amenazantes a la sede central de su partido en Berlín, que ayer fue desalojada temporalmente por una falsa amenaza de bomba.

Por su parte, el presidente alemán, el independiente Joachim Gauck, visitó ayer otro albergue de refugiados, ubicado en el antiguo ayuntamiento del distrito berlinés de Wilmersdorf.

AUMENTO DE INCIDENTES VIOLENTOS Los incidentes violentos en torno a centros para peticionarios de asilo se están multiplicando en las últimas semanas, conforme se dispara la cifra de refugiados que entran en el país. En los seis primeros meses del año se produjeron unos 200 actos contra estos centros, según el Ministerio del Interior, que incluye en su recuento desde la diseminación de propaganda xenófoba hasta ataques incendiarios como el que se produjo en la madrugada del lunes en Nauen, en el este del país.

Alemania revisó drásticamente al alza la semana pasada la cifra de refugiados que espera recibir este año, para situarla en unos 800.000, casi cuatro veces más que el año pasado, cuando registró el mayor influjo desde los años 90.

Se prevé que el Gobierno alemán decida este septiembre al menos duplicar las ayudas extraordinarias a los municipios y Länder para que atiendan a los peticionarios de asilo, que ya en junio elevo de 500 millones a 1.000 millones de euros.

Además, ayer se anunció una ayuda urgente de un millón de euros para los refugiados que están cruzando los Balcanes Occidentales y esta semana se comprometió a aceptar a todos los sirios que solicitasen asilo en su territorio, sin pedir su reparto proporcional entre países, que es uno de los principales caballos de batalla tanto de Berlín como de París.

HUNGRÍA AMAGA CON EL EJÉRCITO Hungría anunció ayer que reforzará su frontera meridional con el despliegue adicional de más de 2.000 policías y varios helicópteros a partir del 15 de septiembre, mientras el partido conservador gobernante ha iniciado un proceso legal para movilizar al Ejército. Estos pasos se tomaron después de que las fuerzas de seguridad registraran ayer la entrada récord este año de 2.533 inmigrantes en un sólo día, la mayoría de ellos refugiados de Siria y Afganistán. En el centro de acogida de refugiados de Röszke, cerca de la frontera con Serbia, la policía empleó ayer gases lacrimógenos para dispersar a unas 200 personas que protestaban por la lentitud de los trámites, según la agencia de noticias MTI.

Otras fuentes señalaron que algunos refugiados se negaron a que las autoridades registraran sus huellas dactilares, lo que les impediría solicitar asilo en otro país europeo. Según la normativa europea, si un país identifica a un refugiado, éste debería solicitar asilo allí, y en caso de viajar a otro país podría ser devuelto al Estado de entrada en la Unión Europea. La enorme mayoría de los inmigrantes ilegales que llegan a Hungría solo utilizan el país como tránsito en su camino a otros Estados más ricos, sobre todo Alemania y Suecia, donde una parte espera solicitar asilo.

Más de 120.000 personas han entrado en lo que va de año en Hungría, el primer país en su ruta que pertenece a la UE y de la zona Schengen, que permite la libre circulación a través de 26 Estados europeos.

Hasta el momento, la valla fronteriza que Hungría levanta en sus 175 kilómetros con Serbia donde los refugiados transitan por las calles de la capital, Belgrado no ha frenado la llegada de refugiados, sino todo lo contrario, atrae a muchos que intentan cruzarla antes de que esté terminada. Hungría pretende erigir hasta noviembre una segunda alambrada de cuatro metros de altura que se complementaría con la primera valla con cuchillas, de metro y medio, que está finalizando ahora.

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