El Mediterráneo se traga 2.000 vidas en lo que va de año

Frontex se queja a la UE por falta de medios y pide recurrir a empresas privadas para vigilar las costas

El Mundo, SORAYA MELGUIZO MILÁN ESPECIAL PARA EL MUNDO, 05-08-2015

Más de 2.000 personas han muerto en lo que va de año intentando atravesar el Mediterráneo para alcanzar Europa, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), casi 400 más que en el mismo período del año anterior. Frontex, la Agencia Europea de Fronteras, denuncia su absoluta falta de medios.

Además, la agencia europea denuncia la pasividad de la UE ante la «la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial».

El cementerio en el que se ha convertido el Mediterráneo se cobró sólo en lo que va de año más de 2.000 víctimas. Personas que huyen de los conflictos, el hambre y la miseria y que atraviesan el Canal de Sicilia a bordo de precarias embarcaciones pagando hasta 6.000 euros. La ruta marítima que une Libia con Italia es la más peligrosa y donde mayor número de migrantes han perdido la vida, asegura el informe hecho público ayer por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

«Es inaceptable que en el siglo XXI la gente que huye de las guerras, de las persecuciones o la pobreza deba soportar estas terribles experiencias en sus propios países, por no hablar durante el viaje, para después morir a las puertas de Europa», denunció el director general de la OIM, William Lacy Swing.

Cuando el pasado 18 de abril una embarcación en la que iban entre 700 y 900 personas a bordo se hundió en aguas del Mediterráneo, los jefes de Estado y de Gobierno de Europa se propusieron buscar una solución común para frenar el agujero negro en la que se ha convertido el Mediterráneo. Las buenas intenciones quedaron en poco más que papel mojado: un controvertido acuerdo de cuotas para repartir a los inmigrantes irregulares con derecho a asilo político entre los distintos Estados miembros, que muchos países como España y Francia rechazaron. Y reforzar Tritón, la misión de vigilancia en el Mediterráneo coordinada por la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) que sustituyó a la operación italiana de salvamento Mare Nostrum en noviembre de 2014.

El pasado mes de junio la UE decidió aumentar los fondos destinados a Tritón, cuyo presupuesto era de 2,9 millones de euros al mes, un tercio de la partida de la misión italiana. Pero según Frontex los medios materiales y humanos de los que disponen para hacer frente a esta crisis migratoria siguen siendo insuficientes. «Vivimos la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial», dijo el director adjunto de Frontex, Gil Arias. «De poco nos sirve que nos tripliquen el presupuesto si no tenemos barcos o guardias de frontera en los que utilizar ese dinero», lamentó. «Hay cierta contradicción: los políticos acuerdan reforzar capacidades, pero a la hora de hacer efectivo ese esfuerzo, no lo conseguimos».

Es por esa falta de medios y el escaso compromiso de la UE para hacer frente a la crisis migratoria que la agencia europea contratará a cuatro empresas privadas que ofrecen servicios aéreos y alquilan aeronaves para patrullar a partir de septiembre en el Mediterráneo. Han pasado ya más de tres meses de una de las peores tragedias en aguas del Mediterráneo, esos casi 900 cuerpos –entre ellos 200 mujeres y 50 menores– que continúan a 375 metros de profundidad, a 85 millas de las costas de Libia, encerrados en la bodega del barco en el que viajaban en dirección a Sicilia. Sólo 28 personas lograron sobrevivir y fue gracias a sus testimonios que se conoció la tragedia.

«Recuperaremos aquella barcaza porque todos deben ver lo que ha sucedido», dijo entonces el primer ministro italiano, Matteo Renzi. «Esos muertos tienen que pesar sobre las conciencias europeas». Muertos sin nombre a los que ahora la International Commission on Missing Persons (ICMP), la organización que se encargó de identificar al 90% de los muertos de Srebrenica tras la Guerra de los Balcanes, se ha propuesto devolverles una identidad. La organización, que nació en 1996 gracias el impulso de Bill Clinton, trabajará junto la OIM y el Gobierno italiano.

El primer paso será crear un banco de datos con el ADN de las víctimas. Después llegará la parte más complicada: encontrar a los familiares en países como Siria, Eritrea, Somalia… Para ello ha desarrollado un equipo que incluye un cuestionario con preguntas básicas como nombre o domicilio, y una jeringa para sacar una muestra de sangre. Luego se cruzarán los datos con los de las víctimas hasta encontrar uno que coincida.

«Las familias de estos migrantes se quedan sin noticias del destino de su familiar, ya que la mayoría de los que mueren no son identificados», dice a EL MUNDO Bojana Djokanovic, responsable de la organización con base en Sarajevo. Esta incertidumbre afecta también a la situación de las familias ya que la mayor parte de los desaparecidos son hombres», añade Djokanovic. «Los estados tienen la obligación de investigar el paradero de las personas desaparecidas, incluyendo las circunstancias de su desaparición, según el Convenio Europeo de Derechos Humanos, sobre todo porque muchas muertes de inmigrantes se relacionan con actividades delictivas, incluido el tráfico de seres humanos», asegura Djokanovic.

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