“He visto documentalmente el ascenso imparable de China. Es una potencia económica innegable, y tienes que poderte comunicar con sus miembros”, asegura Miren Gabilondo, fundadora del Instituto Chino de Bilbao, un centro donde a través de cursos, becas y talleres se aprende no solo la lengua, sino también muchos aspectos de la cultura del gigante oriental.

El público tiene las miras puestas en China, y eso se deja ver en las aulas. Si inicialmente el centro trabaja con hijos de inmigrantes chinos y niños adoptados en su mayoría – sus padres trataban de evitar que perdiesen el contacto con su lengua biológica – , a día de hoy, y con el incremento de las relaciones comerciales con el mercado asiático, la mayoría del alumnado es español.

Gabilondo apunta que el mercado chino es aún una asignatura pendiente para los intereses económicos de Euskadi. Por ejemplo, en el comercio local, donde el aumento del turismo asiático requeriría más preparación. Gabilondo señala la ausencia de intérpretes lo suficientemente cualificados como para agilizar las negociaciones en visitas comerciales. Por su experiencia, la fundadora opina que las nuevas generaciones deberían conocer el mandarín como lengua vehicular, como ya sucedió con el francés y el inglés en el pasado.

Por su parte, la directora de estudios Paula Gómez afirma que “cada vez hay más interés en aprender chino”. Ejemplo de ello fueron los casi 300 alumnos que se presentaron a los exámenes oficiales del idioma el pasado mes de junio, el doble que en la misma convocatoria del año pasado. “Mucha gente se está dando cuenta de lo importante que es el chino”, asegura.

“El chino es un reto superable”

Taller de caligrafía china en la calle. /
Instituto Chino de Bilbao

Gómez rechaza la idea de la llamada “gran invasión china”. Al contrario, considera que es necesario “darle la vuelta”, y ver el aumento de afluencia asiática como una oportunidad para sacar provecho.

Las responsables del centro reconocen que existen muchos mitos sobre la lengua china e insisten que es necesario mucho esfuerzo para su aprendizaje pero no creen que sea imposible: “El chino es un reto superable”, aseguran. Mencionan el caso de Iñaki, un alumno que empezó en el curso hace ocho años. Tres horas de clase a la semana y consiguió el título máximo de HSK 6, equivalente al C2 europeo.