Galicia

Las víctimas de la red de trata de nigerianas sufren secuelas crónicas

ABC, e.p.la coruña, 29-04-2015

Vivieron «situaciones límite» de «violencia extrema» y estaban «amenazadas», lo que les hacía mantener una posición de «total sumisión»


Las mujeres víctimas de la red de trata que está siendo juzgada en Vigo vivieron «situaciones límite» de «violencia extrema» y estaban «amenazadas», lo que les hacía mantener una posición de «total sumisión» ante las personas que «les controlaban y dirigían su vida». Todo ello les provocó un cuadro de estrés post traumático crónico y otras patologías ansioso – depresivas.

Así lo han determinado varias forenses y peritos psicólogas que han declarado este miércoles en la vista que se sigue contra Joy I., su marido Osaretin U. y su hermano Frank Isaac O.I., acusados de varios delitos – trata de personas con fines de explotación sexual, delitos contra la moral de dos menores y falsedad documental, entre otros – y que están siendo juzgados por la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra.

Las diferentes peritos que se entrevistaron con dos de las víctimas, que han declarado en el juicio como testigos protegidas, han señalado que las mujeres relataron sus vivencias desde que fueron captadas en África, hasta que entraron en España en cayucos o pateras, pasando antes por Marruecos.

«Fueron vivencias muy graves, mantuvieron una situación de sumisión durante un proceso largo y estaban sometidas a amenazas, inseguridades, aislamiento social y emocional», ha apuntado una forense, quien también ha subrayado que la víctima con la que habló estaba en una posición de «fragilidad» y «no tenía capacidad ni posibilidad» de escapar de las personas que «la controlaban y dirigían su vida».


Otra psicóloga ha indicado que una de las mujeres presentaba trastorno de estrés post traumático crónico por haber vivido «situaciones de mucho terror», en las que ella misma había relatado la explotación a la que había sido sometida y las amenazas de los responsables de la red, que la coaccionaban para que pagase la deuda de su viaje a Europa (unos 35.000 euros) y le advertían de que, si no lo hacía, le harían daño a su familia y le quitarían a su bebé, del que se habían hecho cargo dos de los acusados.


«Temía por su vida y la vida de su hijo. Ella contaba que era un mero objeto, no tenía ningún control sobre su vida, sólo intentaba sobrevivir y mantener vivo a su hijo», ha indicado esta perito, quien ha apuntado que «la separación de su bebé» era un factor adicional de «dolor, angustia, culpa y preocupación por no poder protegerlo».


En la jornada de este miércoles, además de peritos y otros testimonios, también han prestado declaración, como testigos protegidas, dos mujeres víctimas de esta red. Ambas han señalado que los acusados organizaron su traslado a España desde África, y que las obligaban a ejercer la prostitución y otros trabajos, incluso mendigar.



Las dos mujeres han narrado ante el tribunal que habían sido captadas por Peter, un hermano de Joy y de Frank Isaac, que organizó su entrada en España desde Marruecos, en una embarcación que cruzó el estrecho. Ambas fueron alojadas en casa de Joy y su marido, ya en España, por unos días y, posteriormente, los acusados les informaron de que serían trasladadas, en un caso a Almería y, en el otro, a Francia.


En el caso de la mujer que se fue a Almería, ésta ha indicado que tuvo que ejercer la prostitución en varios clubes por las noches, pero que sus explotadores consideraban que no ganaba suficiente dinero, por lo que se vio obligada a trabajar, durante el día, en invernaderos recogiendo tomate.


Tras una temporada en Andalucía, la chica fue trasladada a Vigo, donde también ejerció la prostitución, y donde fue identificada por la Policía en un control. Asimismo, en la ciudad olívica contactó con la ONG Faraxa, que la ayudó durante meses y que la acompañó cuando, tiempo más tarde, se decidió a presentar una denuncia contra la red que la estaba explotando.

Tanto ella, como otros testigos, han ratificado que la acusada Joy y su hermano Peter la llamaban «constantemente» por teléfono para exigirle ingresos de dinero, y que la amenazaban con ritos vudú, y con hacer daño a su familia.

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