La crisis del Mediterráneo enmarca el encuentro de los ministros del Interior de España, Portugal, Francia y Marruecos que se celebra este martes en Lisboa, en el que se debaten la gestión de los flujos migratorios, entre otros asuntos.

Las últimas tragedias ocurridas en aguas del Mediterráneo, donde murieron cerca de 1.500 personas en naufragios de embarcaciones que trataban de llegar a las costas europeas, han colocado la migración en la agenda del encuentro.

El naufragio del fin de semana del 18 de abril ocurre tras otro que tuvo lugar la semana anterior, en el cual murieron 400 personas. En el desastre de Lampedusa de octubre de 2013 murieron casi 600 personas en dos incidentes separados. Algunos supervivientes y según los mismos el barco partió de Trípoli (Libia) el sábado por la mañana con unos 850 personas a bordo, entre ellos muchos niños. Había unos 350 eritreos, también gente de Siria, Somalia, Sierra Leona, Malí, Senegal, Gambia, Costa de Marfil y Etiopía. Por el momento se sabe que solo 28 personas han sobrevivido al naufragio. Se cree que el número de víctimas mortales ha sobrepasado las 800, haciendo de este el incidente más mortífero en el Mediterráneo. En las operaciones de rescate, coordinadas por las autoridades italianas, han participado unas 20 embarcaciones entre ellas buques militares italianos y malteses y buques mercantes y varios helicópteros.

Muchos de los afectados por estos desastres son jóvenes, algunos menores de edad, otros directamente niños o madres embarazadas con hijos lactantes, conocedores de la protección que reciben los menores en los países de acogida.
Búsqueda y rescate sólidos

A raíz de estos terribles acontecimientos, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP), ha solicitado una respuesta urgente por parte de la Unión Europea para hacer frente a los desafíos a los que se enfrentan miles de personas cuya vida en su países de origen es tan poco valiosa que arriesgan sus vidas para encontrar seguridad en Europa. Se espera de nuestros gobernantes que propongan una serie de actuaciones globales, que comenzarían por el origen del problema, cooperando con los afectados en sus países de origen, e incluyendo una operación de búsqueda y rescate más sólida, así como alternativas legales creíbles para alcanzar la seguridad .

En lo que va de año, más de 35.000 solicitantes de asilo e inmigrantes han llegado por mar al sur de Europa y, de confirmarse las últimas cifras, unas 1.700 personas habrían muerto en el intento. Durante todo el 2014, alrededor de 219.000 personas cruzaron el Mediterráneo y 3.500 personas perdieron la vida. Muchos de ellos niños.