En la primera jornada del juicio contra los tres acusados de pertenecer a una red de trata de mujeres nigerianas a las que presuntamente trasladaban a España para prostituirlas, la supuesta cabecilla de la banda reconoció que cobraba 250 euros a las jóvenes para cuidar a sus hijos «mientras ellas trabajaban». A petición de la fiscalía, en la sala se reprodujeron las transcripciones de varias conversaciones móviles en las que la presunta líder de la banda que aseguró que su medio de vida era hacer «trabajos de peluquería y trenzas» decía a su esposo que diese «muchos medicamentos al niño de los de dormir» y que «lo atase a la cama con ropa». La acusada apuntó que «eso no es como se ha dicho».

El Ministerio Fiscal, que pide 65 años de cárcel para esta banda, indicó que en el domicilio de la pareja de acusados los agentes de la Policía Nacional localizaron a dos menores «malnutridos, incapaces de retener los esfínteres y con cicatrices en la espalda». Las pruebas médicas revelaron una notable falta de cuidados hacia los menores.

Por su parte, la supuesta cabecilla de la red negó que introdujese a ciudadanos nigerianos en España en patera en connivencia con otra persona en Marruecos. También rehusó haber amenazado a las víctimas con rituales de vudú, argumentando «ser cristiana».

La Fiscalía defiende que la red trasladaba a mujeres subsaharianas a España y que más tarde las obligaban a prostituirse para saldar una deuda que solía ascender a los 35.000 euros. Se enfrentan, entre otros, a delitos de inmigración clandestina con ánimo de lucro, trata de seres humanos con fines de explotación sexual y laboral y falsedad documental.

Junto a la supuesta líder, en el banquillo de los acusados se sentaron su esposo y su hermano, también imputados como supuestos integrantes de la organización, con ramificaciones a nivel internacional. El proceso se prolongará durante tres jornadas en la Sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra.