Sarkozy vapulea a la izquierda y frena el avance de Le Pen

Arrebata a Hollande la mitad de los departamentos

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO PARÍS CORRESPONSAL , 30-03-2015

El centroderecha de Nicolas Sarkozy arrasó ayer en las elecciones departamentales celebradas en Francia, hundiendo a los socialistas de François Hollande y parándole los pies a la ultraderecha de Marine Le Pen. El magnífico resultado insufla oxígeno a la carrera del ex presidente para conquistar de nuevo el Elíseo en las presidenciales de 2017.

Nicolas Sarkozy exulta, Marine Le Pen se queda con las ganas, los socialistas se lamen las heridas… Ése es, en resumen, el resultado de la segunda y definitiva vuelta de las elecciones que ayer se celebraron en Francia para elegir a los 2.054 consejeros que durante los próximos seis años gobernarán los 101 departamentos en los que está dividido el país, y que son algo así como el equivalente a las provincias españolas.

Con la práctica totalidad de los votos contabilizados, la coalición de centroderecha que lidera el ex presidente Sarkozy habría arrasado, metiéndose en el bolsillo al menso 66 de los 101 departamentos franceses, logrando de ese modo su mayor victoria en unas elecciones departamentales de la historia de la V República francesa y parándole los pies a la ultraderecha. Un resultado apoteósico que, sin duda, el muy astuto líder de la derecha francesa aprovechará para dar fuelle propagandístico y psicológico a su candidatura para regresar al Palacio del Elíseo en las elecciones de 2017.

Victorioso en apenas 33 departamentos, el Partido Socialista del actual mandatario, François Hollande, fue duramente vapuleado en todo el país: vio cómo se evaporaban directamente a la mitad los 60 departamentos en los que hasta ahora gobernaba.

Mientras, el Frente Nacional, el partido de extrema derecha que lidera Marine Le Pen, lograba ver elegidos como consejeros a varias decenas de candidatos, pero no conseguía confirmarse en las riendas de ni un solo departamento del territorio francés. Sólo en uno de ellos, el Vaucluse, donde el resultado definitivo ha sido de empate entre las tres fuerzas políticas, el recuento les dio alguna opción hasta el final.

«La derecha y el centro hemos ganado claramente las elecciones. Nunca en la V República nuestra familia política había obtenido tantos departamentos», se felicitaba Nicolas Sarkozy, al tiempo que aprovechaba para meter el dedo en el ojo a los socialistas y más concretamente a Hollande: «A través de su voto, los franceses han rechazado abrumadoramente las políticas de Hollande y de su Gobierno», sentenciaba. «Nunca una mayoría había perdido tantos departamentos. Nunca un Gobierno en el poder había inspirado tanta desconfianza. Nunca una política había fracasado tanto».

Desde la sede de su partido, la líder la formación anti-inmigración, Marine Le Pen, también se declaraba satisfecha por los resultados obtenidos por la formación ultaderechista que lidera: «El hecho histórico de esta noche es que el Frente Nacional queda establecido como fuerza política potente en numerosos territorios», indicaba, al tiempo que se quejaba de que si su partido no ha obtenido mejores resultados –los sondeos le daban inicialmente como el más votado en estos comicios, un vaticinio que no se ha cumplido– ha sido por la campaña en contra llevada a cabo por el primer ministro, Manuel Valls, numerosos medios de comunicación y el partido de Sarkozy.

Y, por supuesto, la líder ultraderechista, Marine Le Pen, también se entretenía hurgando en las heridas socialistas: «El Partido Socialista desaparece del mapa en muchos departamentos. Pero yo no le pido a Manuel Valls que dimita, porque es un político mediocre de ésos que se aferran a sus puestos».

Por su parte, el primer ministro socialista no podía dejar de reconocer lo evidente: «La derecha ha ganado las elecciones, eso es indiscutible. La izquierda ha estado demasiado dispersa y hemos sufrido un revés», admitía Manuel Valls, indicando que con su voto los franceses habían querido manifestar «sus expectativas, sus necesidades y su ira» y que el Gobierno tomaba nota del mensaje. En cualquier caso, anoche comenzaron a desfilar numerosos ministros por Matignon, la sede del premier francés, para analizar las causas de la debacle de las candidaturas socialistas.

Es verdad que esta segunda y definitiva vuelta de las elecciones departamentales ha estado marcada por el éxito colosal del ex presidente Sarkozy. Un éxito en el que, en buena medida, han colaborado los socialistas: por un lado, no han sido capaces de dar un impulso económico al país, sembrando decepción ente sus propios electores, y por otro lado, en aquellos departamentos en los que era un conservador de las filas de Sarko el que se enfrentaba a un candidato del Frente Nacional los votantes socialistas se han tapado cuidadosamente la nariz y han votado pensando sólo en pararle los pies a la ultraderecha.

La formación de Marine Le Pen, por su parte, gana terreno y se anota la victoria moral. Pero no logra convertirse en el primer partido de Francia, hazaña que logró en las elecciones europeas de mayo del año pasado. «Sabíamos que el sistema electoral favorecería a la UPM en esta segunda ronda, pero sin duda se trata de toda una victoria para el FN», afirmó anoche Jean Marie Le Pen, padre de la líder de la formación. Pero que nadie se confunda: la amenaza de la ultraderecha gala sigue ahí, y seguirá mientras no haya una mejora palpable en las condiciones económicas y en el nivel de empleo.

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