El voto islámico gira (un poco) hacia la derecha

La crisis y el clima post ‘Charlie Hebdo’ llevan a los musulmanes a renegar de los socialistas

El Mundo, I. H. V. PARÍS CORRESPONSAL, 30-03-2015

Abud tiene 53 años, trabaja en la cocina de un restaurante de París y aunque es de origen tunecino hace ya 21 años que tiene pasaporte francés. Ayer estuvo muy tentado de no ir a votar, como hicieron la mayor parte de los musulmanes franceses, sobre todo los que viven en las banlieue (los barrios de las periferias urbanas). «Pero al final, decidí hacerlo. Votar no sólo es un derecho, es también un deber», aseguraba. En las elecciones presidenciales de 2012, Abud hizo exactamente lo mismo que hicieron la mayoría de los musulmanes franceses: votó por el candidato socialista, François Hollande. Aunque en Francia están oficialmente prohibidas las encuestas que distinguen a las personas según sus creencias religiosas, varios estudios calculan que el 86% de los entre los cinco y siete millones de personas de origen islámico que se estima viven en Francia metieron hace tres años en las urnas la papeleta de Hollande. Al fin y al cabo, la izquierda siempre ha mantenido un discurso más abierto hacia la inmigración y el islam que la derecha, especializada en estigmatizar al extranjero como amenaza.

Pero ahora, los musulmanes franceses están dado la espalda al socialismo. Los motivos son varios. Por un lado, está lo que muchos perciben como la incapacidad del Gobierno de Manuel Valls para hacer frente a la crisis económica y al cada vez más acuciante problema del desempleo. Por otro, están las posiciones aperturistas que la izquierda francesa mantiene en cuestiones como por ejemplo el matrimonio gay, sobre lo que buena parte de los musulmanes –sobre todo, los practicantes– están en desacuerdo. Pero también está influyendo el clima post Charlie Hebdo que se respira en Francia tras los atentados de enero pasado, al calor de los cuales no sólo está aumentado la discriminación, sino también los ataques de los que son víctimas. «El Gobierno no está siendo en ese sentido lo categórico que debería ser. Más bien al contrario», nos cuenta Abud.

«Valls representa el final de la historia de amor entre musulmanes e izquierda», sentencia Nagib Azergui, fundador de la Unión Democrática de Musulmanes Franceses, un partido que acaba de nacer en Francia, que por ahora es minoritario y que propugna la cancelación de la ley que prohíbe el burka en público y defiende que se enseñe árabe en los colegios.

Por supuesto, los votos de los musulmanes no están engrosando las sacas del Frente Nacional de Marine Le Pen. Resulta impensable que puedan apoyar a un partido que ha hecho de la xenofobia una de sus señas de identidad.

Lo que un buen puñado de musulmanes franceses que antes apoyaban a los socialistas ha hecho en estas elecciones departamentales ha sido votar por la coalición de centroderecha de lidera el ex presidente Nicolas Sarkozy. No es tanto que hayan votado a la Unión por el Movimiento Popular (UMP), el partido conservador que lidera Sarko. Al fin y al cabo, y en su afán por robarle votos a la extrema derecha, esa formación está endureciendo su discurso respecto a la inmigración. En el debate que, por ejemplo, tiene lugar estos días en Francia sobre si se debe impedir llevar velo en las universidades, la UMP de Sarkozy apuesta por su prohibición.

A quien han votado muchos musulmanes en estas elecciones es a la Unión de Demócratas Independientes (UDI), el partido de centro que comanda Jean-Christophe Lagarde, quien sí apoya que se siga permitiendo el velo en las universidades estatales francesas. «Yo he votado por ellos», confiesa Abud.

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