Cinco familias, formadas por nueve adultos y nueve menores de edad, que vivían en el poblado chabolista de la antigua conservera Celta han sido realojados en viviendas normales por el Ayuntamiento durante este año.

El dato confirma que el trabajo de los Servicios Sociales para terminar con el último asentamiento de este tipo en la ciudad está dando resultados, aunque todavía queda mucho por hacer.

Desde enero del 2012 un total de 19 familias pudieron abandonar las chabolas. Estaban formadas por 56 personas, 27 adultos y 29 menores. Pero en el poblado quedan unos 138 vecinos (85 adultos y 53 niños).

Precisamente, los servicios públicos están centrando sus esfuerzos en los críos, ya que si son escolarizados y pueden llevar una vida integrada en la sociedad se romperá el círculo vicioso que produce el chabolismo.

Los testimonios que se pueden recabar en el poblado confirman la existencia de ese círculo. Parte de los vecinos, entre ellos muchos de etnia gitana, están deseando salir del asentamiento, especialmente ahora que se acercan los meses de invierno. Temen al frío, pero también temen lo que se pueden encontrar fuera de las ruinas que han convertido en sus hogares, por eso insisten en que deben preparar su marcha y tener las cosas atadas. Su miedo es que al salir de la conservera pierdan los pocos medios de vida con los que cuentan.

Otra parte de los residentes es mucho más reticente a abandonar la vieja factoría. Algunos llevan allí «50 años» y quizá ya sea demasiado tarde para que reorganicen su vida en un lugar muy distinto al que han conocido durante tantos años. En todo caso, el trabajo de los Servicios Sociales tendrá que continuar a este ritmo más de un lustro para clausurar el último poblado chabolista de A Coruña.