afalta de otra cosa que ofrecer, el PP de Euskadi ha convertido a los inmigrantes en su producto electoral estrella. Pese a que los datos lo desmienten, algún gurú de la sociología ha descubierto un filón de votos por explotar apelando a los instintos más bajos de la sociedad. La fórmula es maquiavélica. Con nuestras políticas contribuimos a empobrecer a los ciudadanos y después agitamos su indignación con el señuelo de la inmigración, un colectivo parásito que no tiene otro objetivo que jugarse el pellejo para pegarse la gran vida a costa de nuestros impuestos. El posible fraude se magnifica y el valor redistributivo de las ayudas sociales se desprecia. Si estuvieran en su mano, directamente las eliminaban. La última ocurrencia es la campaña de recogida de firmas, cómo no, patrocinada por Javier Maroto, que transformado en un cruzado de los tiempos globales va a canalizar “la fuerza de quien está hasta las narices” para cambiar los requisitos de acceso a la RGI. Por lo que se ve, las instituciones ya no sirven al PP vasco, ahora busca la agitación social. Si es esta su nueva estrategia, les propongo otra recogida de firmas para aprovechar la fuerza de los que están hasta las narices, las tetas y los cojones de todos los cargos de su partido que llevan años engañando a los ciudadanos en beneficio propio. Pero tengo la impresión de que no lo harán, porque eso no les duele.