Maroto, ¿un alcalde popular o populista?

Los ayuntamientos tienen que ser cabezas de puente para la integración, no laboratorios de ignición

El Correo, Pedro Ontoso arca de noé, 23-07-2014

Alexandre Dumas (hijo) escribió que todas las generalizaciones son peligrosas, incluida su frase. El alcalde de Vitoria debería frecuentar la obra de pensadores como el autor de ‘La dama de las Camelias’, y evitar la literatura barata de caballerías. Javier Maroto ha incendiado la paz social de este julio otoñal con sus polémicas declaraciones contra una parte de los inmigrantes que reciben ayudas sociales, un discurso recurrente que parece cuajar en algunos ayuntamientos, que deberían ser cabezas de puente para la integración, nunca laboratorios de ignición. La montó gorda el alcalde peneuvista de Sestao, Josu Bergara, con un lenguaje tabernario –"la mierda la echo yo de Sestao a base de hostias"– aplaudido por muchos de sus correligionarios, y ahora le ha tocado el turno al regidor del PP en la capital alavesa, respaldado también por muchos de sus votantes.

Pero es que Maroto ya es reincidente. Ha protagonizado numerosas salidas de tono, siempre con los inmigrantes y los receptores de ayudas como objetivo, a los que coloca bajo sospecha. Un día es la apertura de una mezquita, otro la gestión de nuevos negocios –como locutorios– y, de manera habitual, las ayudas que proporcionan las instituciones, que hay que rentabilizar, incluso haciendo levas en caso de nevadas. Como si solo cometieran fraudes los llegados de Rabat o Karachi, y fuera algo impensable para quien ha nacido en Gernika o Salvatierra. Quien viaja de manera frecuente al exterior para engrasar el efecto llamada y traer visitantes a la ciudad green o a la capital gastronómica, tiene que vender la marca Vitoria como una ciudad abierta y acogedora, en ningún caso excluyente.
Lo Más

Visto Comentado Compartido 1 Bronca y desplante a lo Paco Umbral en el debut de María Patiño en el ‘Deluxe’ 2 El juez que investiga el asesinato de Asunta insinúa un posible móvil sexual 3 Viajar al extranjero con el móvil siempre conectado 4 Guía de gazpachos envasados 5 %u201CTe ponen el culo como un bebedero de patos%u201D, Alfonso Rojo en ‘Al Rojo Vivo’ 6 David Bustamante y Paula Echevarría, ocho años de amor… y una felicitación de dudoso gusto 7 Los vehículos de la Ertzaintza reciben tres multas cada día 8 Del Sacamantecas al crimen de la lechera, la crónica negra de la Álava rural 9 Ocho personas fallecen en un accidente de tráfico en Alicante 10 Denuncian a una monitora por obligar a unos niños a pedir perdón “por hablar castellano”

lo más 50

He tenido la suerte de conocer en Europa lugares en los que la llegada de inmigrantes ha sido aprovechada como una oportunidad, a pesar de los inconvenientes y obstáculos que hay que superar. Lo ví en Berlin, en el barrio de Kreuzberg, una pequeña Estambul donde se concentra la comunidad turca. En Hamburgo, en el barrio de Sankt Pauli, donde el mercado del sexo deja sitio para jóvenes emprendedores. También en París, en barrios como Belleville o Menilmontant. Todos ellos son espacios donde palpita la diversidad, enclaves cosmopolitas y mestizos, donde la gente convive con naturalidad. También hay ‘banlieue’ explosivos, que sirven de coartada al Frente Nacional para rascar votos en las elecciones.

Bergara y Maroto tendrían que conocer, por su propia experiencia, lo que es la protección de derechos de los diferentes. Su misma condición de alcaldes les obliga a ser mucho mas prudentes, aunque en el fondo de sus denuncias haya un poso de razón. En el caso de Maroto da la impresión de que detrás hay un discurso mas elaborado y argumentado, y eso asusta a no pocos. No creo que sea la doctrina que trata de difundir Arantza Quiroga. A los políticos se les elige para que solucionen problemas, no para que los creen.

El cine francés nos suele regalar perlas cinematográficas de excelente factura en las que se aborda el racismo y las creencias, cuestiones aderezadas con la hipocresía social. Por ejemplo ‘Inch’ Aliah dimanche’ (’El domingo si Dios quiere’), de la cineasta francesa de origen argelino Yamina Benguigui, que utiliza el cine como arma para apaciguar el dolor del exilio, que es su herencia. Tras la descolonización, el exilio significaba recurrir y pedir ayuda al enemigo. Y Francia era un país con una larga tradición de asilo y acogida.

Pero, sin duda, uno de los fenómenos taquilleros ha sido la película ‘Qu’est-ce qu’on a fait au bon Dieu?’ (‘Que te hemos hecho Señor para merecer esto?’), que aborda en clave de humor la Francia multiétnica. Philippe de Chauveron retrata a una familia acomodada, católica y conservadora, que tiene cuatro hijas que se casan fuera del circuito tradicional. Una contrae matrimonio con un árabe musulmán, otra con un judío, la tercera con un asiático y la cuarta con un negro de Costa de Marfil. La Francia de hoy. ¿La Euskadi de mañana?

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)