Ikusi makusi

Fronteras invisibles a este lado de la valla

Diario de Noticias, Por Alicia Ezker, 21-03-2014

LA desoladora escena de cientos de inmigrantes saltando la valla de Melilla esta misma semana en una de las entradas más multitudinarias en una sola noche, agazapados como sombras en la niebla, será, sin duda, una de las imágenes que perduren como la foto fija del drama de la inmigración en nuestros días, como ya lo fue Lampedusa o la playa de Ceuta. Quizás su autor o autora reciba algún premio, pero sus protagonistas seguirán siendo personas anónimas, seres sin nombre que se convierten en una mera cifra que sumar a los miles de hombres y mujeres que cada día tratan de cruzar la frontera de la desolación y la desesperanza, sea saltando una valla o lanzándose al mar. No hay miedo que pueda más que el hambre. Las ONG que trabajan en la zona lo han dicho muchas veces, y lo siguen diciendo cada vez que se les da voz: que nunca habrá una valla lo suficientemente alta que pare la voluntad de quien no busca vivir mejor sino sobrevivir. Y hay que tener valor para hacer lo que hacen, para encaramarse seis metros y saltar sin saber qué se van a encontrar, sin más equipaje que la certeza de que cualquier futuro es mejor que su presente. La valla de Melilla es la expresión física y visible de otras muchas fronteras invisibles. Sabemos mucho de lo que hay a este lado, pero muy poco queremos saber de lo que hay al otro. “Si crees que la vida es dura en España, acércate a África”, afirmaba esta semana el coordinador humanitario de la ONU en la región del Sahel ante la celebración hoy del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. También aquí vamos hacia atrás. Se están denunciando cada vez más las políticas de naturaleza xenófoba que aplica el PP, como la restricción del acceso a la Sanidad para los inmigrantes en situación irregular. Y crece la sensación de que existe un discurso político y mediático cada vez más hostil sobre la inmigración. No se puede vivir a este lado solo protegiendo tu parcela, es preciso una política migratoria en la que ningún ser humano sea ilegal, para que dejen de ser personas sin nombre, porque así se les entierra a este lado, donde muchos en su desesperada lucha por sobrevivir solo se encuentran con la muerte.

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