Ensenyament sólo facilitará la enseñanza de religión islámica en las escuelas públicas si lo solicitan las familias de forma individual, no colectivos religiosos. Esta es la respuesta que dan desde el departamento que dirige Irene Rigau a la petición de la nueva federación de entidades musulmanas de Girona, Facigc, para que esta confesión también tenga presencia en los centros educativos –véase La Vanguardia de ayer–. Hace tiempo que las entidades musulmanes reclaman un trato igualitario para su religión. Catalunya es la comunidad autónoma con el mayor colectivo musulmán de España –en cifras absolutas–, pero ninguna escuela pública ofrece la asignatura de religión islámica.
Alumnos potenciales no faltarían, dicen desde las entidades. Sólo en educación primaria (entre 6 y 12 años) hay matriculados 11.212 alumnos procedentes del Magreb y 1.980 de Pakistán, donde la religión mayoritaria es la islámica. La directora general de atención a la familia y a la comunidad educativa, Meritxell Ruiz, explica que deben ser los padres los que pidan esta materia cuando matriculan a sus hijos. “De momento no hemos recibido ninguna solicitud; si llegan, daremos respuesta”, dice Ruiz. Según datos del propio departamento, el curso 2006-2007 solicitaron religión islámica 1.341 alumnos de primaria. El curso pasado lo hicieron 77. ¿Qué ha pasado con estas demandas? Ruiz afirma que estos datos se refieren a la preinscripción escolar, pero a la hora de matricular a los niños de forma oficial, “ninguna familia ha formalizado la petición de religión islámica”.
El desconocimiento, el miedo y a veces el cansancio al ver que la Administración no da respuesta a sus demandas son algunos de los factores que desalientan a los padres musulmanes a pedir esta enseñanza, han lamentado en más de una ocasión desde los diferentes colectivos.
Además de la religión católica, los alumnos tienen derecho a recibir clases de religión islámica, evangélica y judía, según recogen los acuerdos de cooperación que España firmó en 1992 con las diferentes comunidades religiosas. Estos acuerdos tienen rango de ley orgánica. Aun así, hay pocas comunidades que impartan clases de confesiones minoritarias. Ruiz apunta a la “dificultad para encontrar profesorado” como una de las causas de la escasa presencia de enseñanza islámica. “Ha de cumplir unos requisitos: tener el título de maestro, hablar catalán y contar con el visto bueno de la comunidad religiosa”.
Lo que sí ha aumentado en Catalunya es el colectivo de alumnos que estudia árabe como asignatura extraescolar en su escuela. En total, 2.000 estudiantes reciben clases de lengua y cultura árabe a través de un acuerdo con el reino de Marruecos, que proporciona los profesores.