Hace tan solo unos meses el Arzobispado de Tánger abrió una delegación de Emigraciones en la ciudad marroquí de Nador. El responsable de este equipo que ofrece atención médica y social a inmigrantes en hospitales o en el monte, Esteban Velázquez, avanza una serie de propuestas para intentar poner coto al verdadero desencadenante de las olas migratorias. A su juicio, las mafias no son el único problema del que hay que hablar. Hay que hacerlo de «la relación injusta de los países desarrollados con el continente africano». En este sentido, recuerda que «no habrá solución a ese problema mientras no haya una mentalidad de Plan Marshall. Los países de origen de esa gente precisan uno, un plan internacional que no existe».

- El domingo hay una reunión entre España y Marruecos para tratar de buscar una solución. ¿Qué deberían tratar en ese foro?

- Una de las cuestiones podría ser la creación, por ejemplo, de un espacio permanente e institucionalizado en el que gobiernos y autoridades locales pudieran dialogar con las asociaciones que trabajamos directamente en el campo de la emigración. El punto de vista de los inmigrantes también es respetable y nosotros somos la voz que tienen ellos.

- Además se habla de cambiar la Ley de Extranjería

- Antes de cambiar ley, habría que discutir un código ético y humanitari,o porque desligar la ética de la acción social o política es un error. Por ejemplo, a la hora de trabajar en el hospital no tenemos ningún problema, pero cuando queremos repartir mantas o plásticos en el monte no nos dejan porque dicen que estamos contribuyendo a que unos clandestinos se queden ahí. Pero qué debe prevalecer, la atención sanitaria o la otra cuestión. Parece que hay más preocupación en mantener la seguridad que en respetar derechos humanos. No puede ser eso desde luego.

- ¿Debería de haber observadores en la frontera?

- La verdad es que hay que pedir que Europa se implique a fondo en ello. Bastaría con tres observadores a cada lado de la frontera.

Esteban Vázquez es responsable del equipo técnico de la delegación de emigraciones en Nador del arzobispado de Tánger.