Suiza desafía a la UE y pone cuotas a la inmigración

Un referéndum avala la propuesta del partido de la derecha populista

La Vanguardia, GEMMA SAURA Barcelona, 10-02-2014

Los suizos desafiaron ayer a la UE y aprobaron en un reñido referéndum la reintroducción de cuotas de inmigración, tumbando de facto los acuerdos de libre circulación de personas suscritos con Bruselas. La reacción no se hizo esperar: la Comisión Europea “lamentó” el resultado y dijo que “examinará sus implicaciones”.
MARCEL BIERI / EFE
Los líderes del SVP, partido impulsor de la iniciativa, celebran el resultado en Berna
Haciendo oídos sordos a las advertencias de la UE, del propio Gobierno suizo o del sector económico en bloque, un 50,3% votó “contra la inmigración masiva”, una iniciativa legislativa del partido de derecha populista SVP/UDC (Partido Popular Suizo en los cantones germanófonos, Unión Democrática de Centro en los francófonos). Desde hace años capitaliza el miedo al extranjero, con frecuentes recursos al particular sistema suizo de democracia directa. En esta ocasión, sin embargo, el extranjero en el punto de mira no es sólo el musulmán o el africano, sino el vecino europeo.
Cuando los suizos aprobaron en referéndum abrir sus fronteras a los trabajadores de la UE en el 2000 –tras años de arduas negociaciones–, se les dijo que supondría la entrada de un máximo de 8.000 personas al año. Pero en una Europa en crisis en la que Suiza se ha convertido en una isla de prosperidad, el saldo actual es de 80.000, una cifra “insoportable” que equivale a la población de la ciudad de Lucerna, se exclama el SVP/UDC. La única forma de frenarlo, sostienen, es reintroducir cuotas. Incluso si es a costa de dinamitar los acuerdos bilaterales firmados con la UE, en cuyo mercado Suiza vende el 75% de sus exportaciones.
Los extranjeros representan un 23,5% (1,8 millones) de la población suiza. La mayoría, 1,25 millones, son de la UE o de la Asociación Europea de Libre Comercio. Italianos y alemanes van a la cabeza, con 291.000 y 284.200 residentes, mientras que hay unos 69.000 españoles.
“Ha ganado el sí porque la gente siente que hemos perdido la soberanía, que tenemos que asumir todo lo que decide la UE sin poder votar y pronunciarnos –explica el abogado suizo de origen español Daniel Ordás, que votó en contra–. Somos un país pequeño en medio de grandes estados y todos en crisis. Y en solamente unos decenios hemos pasado de seis a ocho millones y medio de habitantes… Esto da mucho miedo”.
Suiza se jugaba mucho en esta votación, como refleja la participación del 56,5%, muy superior a la media del 44% en un país que celebra referéndums cada tres meses. Los detractores han argumentando que los cuatro años de crecimiento económico que encadena Suiza son precisamente fruto de los acuerdos bilaterales con la UE, y que la entrada de trabajadores europeos cualificados sólo beneficia la economía. Con un 3,5% de paro, parece difícil que la inmigración sea vista como una amenaza.
“Entiendo que desde fuera sea complicado comprender este voto, lo es incluso para mí mismo –dice Pascal Sciarini, profesor de Política en la Universidad de Ginebra–. A escala macroeconómica es evidente que la inmigración beneficia a Suiza, pero se ha disparado el número y muchos trabajadores se sienten amenazados. Y luego está la explotación de este fenómeno que hace la UDC. A base de repetir que la inmigración es un problema, la gente se lo ha creído. Han hecho de los extranjeros el chivo expiatorio de todos los males de Suiza. Si los trenes no funcionan bien, es por culpa de los extranjeros. Si hay atascos en las carreteras, también. Si hay problemas para acceder a una vivienda, igual”.
Sciarini opina que no se trata de un “voto contra Europa”, sino más bien de que “los suizos no han comprendido demasiado bien cuales serían las consecuencias” respecto a los acuerdos bilaterales con la UE. Durante la campaña, el SVP/UDC ha insistido una y otra vez en que al final Bruselas dará su brazo a torcer porque Suiza le interesa demasiado. Que la victoria del sí sólo reforzaría la posición del Gobierno suizo a la hora de renegociar unos acuerdos bilaterales más beneficiosos para la confederación.

Los suizos ya se han pronunciado, ahora habrá que esperar a la reacción de la UE. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, advirtió anoche que el voto “creará considerables dificultades” para Suiza. Los acuerdos bilaterales incluyen la llamada cláusula guillotina: tumbada la libre circulación de personas, habrá que renegociar también los otros capítulos. Suiza, insiste Bruselas, no puede pretender quedarse sólo con las cerezas del pastel.

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