Suiza levanta un muro frente a Europa

Aprueba en referéndum limitar la entrada de europeos en su mercado laboral Restablece las cuotas para primar a sus ciudadanos a la hora de optar por un empleo

El Mundo, STEFANO MARCHI LUGANO ESPECIAL PARA EL MUNDO, 10-02-2014

Suiza limitará el número total de inmigrantes que pueda acoger cada año. Los españoles y demás ciudadanos de la Unión Europea que encuentren un empleo en la Confederación ya no tendrán garantía jurídica de poderlo ejercer y establecerse en el próspero país. Asimismo, la contratación de cualquier extranjero en Suiza volverá a estar supeditada al consentimiento previo de las autoridades locales, que tendrán que otorgar la prioridad a ciudadanos helvéticos.

Este es el resultado de la consulta celebrada ayer en Suiza sobre la polémica iniciativa popular Contra la inmigración masiva, impulsada por el derechista Partido del Pueblo Suizo (SVP). En la votación por referéndum, las nuevas normas restrictivas fueron aprobadas por una mayoría muy ajustada: el 50,3%, frente al 49,7% en contra. La diferencia fue de algo menos de 20.000 votos.

Sin embargo, la iniciativa quedó aceptada en una clara mayoría de cantones de la Confederación (14 y medio a favor, ocho y medio en contra). Paradójicamente, entre los que se pronunciaron en contra están todos los de habla francesa –Ginebra, Vaud, Neuchâtel, Jura, Friburgo, Valais–, donde el desempleo es algo más alto que en el conjunto del país. La iniciativa tampoco fue aprobada en los cantones metropolitanos de Zúrich y Basilea. Decisivo, junto con casi toda la mayoría suizo alemana, fue el cantón Ticino, de habla italiana.

El resultado de la consulta modifica la Constitución federal helvética, de tal manera que Suiza volverá a gestionar «de forma autónoma» la inmigración. El texto de la iniciativa aprobada prevé que una ley federal suiza fije los umbrales y las cuotas de inmigrantes aceptables cada año en la Confederación. Asimismo, las nuevas normas insertan en la ley fundamental helvética «el principio de preferencia por los suizos» a la hora de otorgar empleos en el pequeño país.

Con la aprobación de esta iniciativa Suiza infringe los llamados Acuerdos Bilaterales con la Unión Europea, en vigor desde el 1 de junio de 2002. Estos tratados garantizaban, entre otras cosas, la libre circulación (es decir, la libertad de establecimiento) de los ciudadanos comunitarios y suizos, en concreto su derecho a residir en la Confederación o en cualquier país de la UE, siempre que allí contaran con un empleo o una actividad económica regular.

Los umbrales y cuotas anuales de inmigrantes ya estaban previstos por la ley helvética antes de los Acuerdos Bilaterales con la UE. Estos límites ahora restablecidos tendrán que determinarse «en función de los intereses generales de la economía suiza», e incluirán también a los «trabajadores transfronterizos», así como a los «solicitantes de asilo». Por tanto, con la iniciativa aprobada ayer, Suiza vulnera también el Convenio Internacional de Ginebra de 1951 sobre los refugiados, que obliga a todos los Estados firmantes a evaluar cualquier solicitud de asilo recibida.

Tras la consulta de este domingo, tampoco queda claro el futuro de los ciudadanos de la UE que ya trabajan y viven en Suiza, entre ellos más de 100.000 españoles. La Oficina Federal de Inmigración explicó a EL MUNDO que, en principio, las normas adoptadas ayer no afectarían a los extranjeros ya residentes en la Confederación. Pero al mismo tiempo no lo quiso asegurar.

El texto de la iniciativa aprobada advierte con ambigüedad de que «el derecho de estancia duradera […] puede ser limitado», al igual que «la reunificación familiar» y las «prestaciones sociales».

Desde ayer, la contratación en Suiza de ciudadanos comunitarios vuelve a estar supeditada al cumplimiento de las mismas condiciones que rigen el trabajo de inmigrantes de países no miembros de la UE. Entre ellas está la obligación de demostrar que ningún trabajador suizo tiene la cualificación exigida para el empleo al que aspira el inmigrante.

En Suiza residen actualmente más de 1,8 millones de extranjeros, que conforman el 23,3% de la población del país. Ésta asciende a unos 8 millones de habitantes. Según los promotores de la iniciativa, cada año en la Confederación hay unos 80.000 inmigrantes más, y el crecimiento demográfico registrado en el país en las últimas tres décadas sólo se debe a los extranjeros. Los mismos promotores calculan que, sin modificar su ley de extranjería, en el año 2035 Suiza tendría unos 10 millones de habitantes. Anoche, el Gobierno federal suizo reconoció que el resultado de la consulta «refleja un malestar por el crecimiento demográfico de los últimos años».

Desempleo juvenil

Sin embargo, el pequeño país alpino es uno de los más ricos del mundo. Su PIB per cápita rondaba en 2013 los 58.000 euros brutos. La tasa de desempleo en la Confederación subió el pasado diciembre al 3,5% (la más elevada desde mayo de 2010), pero quedaba muy por debajo de la media de la Eurozona (12%) y la de España (25,8%). También el paro juvenil en Suiza resultaba en 2013 relativamente muy bajo, en el 3,4%. Además, el año pasado en el país se registró un crecimiento económico de un 2,9%, según datos no definitivos del Gobierno federal.

El Ejecutivo había abogado públicamente por el rechazo de la iniciativa contra la inmigración masiva, afirmando que los trabajadores extranjeros «contribuyen en gran medida al bienestar» de Suiza, y el país los «necesita» en varios sectores, como «la industria, la construcción, la agricultura, la hostelería, la sanidad», e incluso en la «investigación» científica. El Ejecutivo federal también había advertido de que un éxito de la iniciativa supondría para Berna el riesgo de que la UE aplicara la llamada cláusula de la guillotina, prevista por los Acuerdos Bilaterales.

Concretamente, Bruselas podría ahora denegar, como represalia, a empresas o particulares suizos el acceso al Mercado Único Europeo, los programas comunitarios de investigación y algunos fondos. La UE es el mayor socio comercial de Suiza, al asegurar el 75% de las importaciones y el 56% de las exportaciones helvéticas. La propia iniciativa aprobada ayer prevé «dentro de tres años» unas negociaciones entre Berna y Bruselas para volver a definir sus relaciones mutuas. Previsiblemente estas no van a ser muy fáciles.

Alegría populista en Reino Unido y Francia
> El ‘sí’ de los electores suizos a limitar la inmigración es una «maravillosa noticia» para Nigel Farage, líder del partido populista británico Ukip. «Se trata de una maravillosa noticia para los que amamos la libertad y la soberanía nacional en Europa», afirmó.

> El Frente Nacional, principal partido de la extrema derecha francesa, saludó «la lucidez del pueblo suizo» tras la victoria del ‘sí’ en el referéndum, que pone freno a la libre circulación de ciudadanos. «Este triunfo reforzará a los franceses en su voluntad de frenar la inmigración en masa y de retomar la gestión de sus fronteras ante la UE», afirmó el partido de Marine Le Pen.

> La Comisión Europea, por su parte, «lamentó» el voto para introducir cuotas de inmigración y, en un comunicado, advirtió de que «examinará las implicaciones de esta iniciativa en el conjunto de las relaciones entre la UE y Suiza». La Comisión aseguró que esta restricción «va en contra del principio de libre circulación de personas», informa Afp.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)