Nueve muertos al intentar llegar a nado a Ceuta

Los inmigrantes querían entrar a la ciudad rodeando un espigón

La Vanguardia, ADOLFO S. RUIZ Sevilla, 07-02-2014

EL INICIO A las 6.30 horas unas 200 personas intentaron saltar la valla fronteriza
LA ACUSACIÓN Algunos inmigrantes aseguraron que la Guardia Civil disparó balas de goma LA RESPUESTA Los inmigrantes atacaron con piedras y palos, según el delegado del Gobierno

Una vez más, la tragedia a las puertas del sueño por alcanzar el paraíso euro
EL FARO DE CEUTA
peo se ha cebado con los más pobres. Según datos oficiales, nueve inmigrantes subsaharianos, un número que podría elevarse en las próximas horas, murieron ayer en la playa del Tarajal, entre Marruecos y Ceuta, cuando varios centenares intentaban entrar en la ciudad autónoma rodeando el espigón de piedras que marca la frontera, bien a nado o bien agarrados a las rocas, impulsados por la desesperación y la falta de otras esperanzas que no sean alcanzar este lado de la frontera cueste lo que cueste. Las víctimas reconocidas por el momento son ocho hombres y una mujer, de los que cinco perecieron ahogados y otros cuatro murieron aplastados en el tumulto.
Todo comenzó hacia las 5.45 de la mañana cuando las cámaras térmicas de seguridad localizaron a unas 200 personas dirigiéndose a la frontera ceutí por la zona conocida como el puente del Biutz. Allí fueron rechazados por la Policía Nacional y la Guardia Civil, según informó anoche el delegado del Gobierno en Ceuta, Francisco Antonio González Pérez. El grupo marchó entonces a la carrera al paso comercial del Tarajal, cuyos portones fueron cerrados inmediatamente. Finalmente los subsaharianos se concentraron en la playa, donde fueron repelidos por efectivos de la Gendarmería y la Marina Real de Marruecos, así como por la Guardia Civil española. Los enfrentamientos fueron de una gran violencia, con decenas de heridos por la utilización de material antidisturbios. En el transcurso de la refriega varias decenas se lanzaron al mar, con el trágico balance de al menos cinco muertos por ahogamiento y cuatro por aplastamiento.
Algunos protagonistas acusaron ayer a la Guardia Civil de haber disparado balas de goma y botes de humo contra los que buscaban escapar a nado. Fuentes españolas negaron en un principio la veracidad de estas afirmaciones, “ya que sólo actuaron las fuerzas de seguridad marroquíes”, para luego reconocer que se efectuaron “disparos de fogueo, de esos que sólo hacen ruido”, pero nunca contra las personas
Tanto la Guardia Civil como la Gendarmería marroquí justificaron su actuación debido a la “agresividad mostrada por los in-
migrantes”. Francisco Antonio González señaló que la “violencia extrema” de los subsaharianos provocó heridas a algún guardia civil al ser alcanzado por piedras y palos.
Testigos habituales de este tipo de intentos por salvar la barrera de piedras que separa la playa española de la marroquí señalan que, en otras ocasiones, los subsaharianos que se lanzan al mar lo hacen con la ayuda de cámaras neumáticas utilizadas como flotadores. Pero ayer, en medio del caos, “se lanzaron al agua muchos que no sabían nadar y que únicamente intentaban escapar de la represión policial”, comentaron a este periódico.
El último intento de entrada masiva a nado en Ceuta se produjo el pasado septiembre, cuando unos 90 subsaharianos lograron alcanzar la playa española. A su llegada tuvieron que ser atendidos por la Cruz Roja ya que todos ellos presentaban síntomas de hipotermia. El pasado domingo otros cinco subsaharianos, cuatro de ellos senegaleses, fallecieron ahogados en aguas cercanas a Melilla al naufragar su patera.
“El hecho de que en pleno mes de febrero, con las malas condiciones meteorológicas de estos días, cuando las corrientes son más fuertes y la temperatura del agua más baja, decenas de personas se lancen al mar demuestra hasta qué grado de desesperación han llegado”, comenta Carlos Arce, coordinador de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
El Gobierno español está decidido a reforzar ese punto fronterizo para evitar que se puedan reproducir acontecimientos como el vivido ayer. Salvar el espigón de rocas de unos 200 metros de longitud “es relativamente sencillo. Con la marea baja no es necesario ni que los inmigrantes naden para llegar a Ceuta”, comentaba el representante del Gobierno en Ceuta con ocasión del intento del pasado septiembre. Se encuentra en estudio la construcción de un pantalán flotante, con una red debajo del agua para impedir el paso de buceadores, y colocar encima un vallado similar al que se encuentra situado en el resto del perímetro terrestre, una doble valla de 6,1 metros, coronada con una concertina.
Medidas técnicas y construcciones novedosas para intentar detener lo que, en opinión del coordinador de inmigración de la APDHA, no se soluciona con vallas, ni con más estrictos controles fronterizos. Para Arce, estas tragedias son consecuencia de una “doble tenaza. Por un lado, las fuerzas marroquíes presionan a los inmigrantes, violan sus derechos humanos, les hostigan continuamente. Por el lado español, se impide el acceso a todo el mundo, incluso a personas que podrían obtener asilo político porque realmente están huyendo de situaciones de hambruna y guerra, como es el caso de los congoleños.”

“Ni cuchillas en la valla, ni prolongación del espigón, nada evita que una persona huya de las violaciones de derechos humanos”, señalaba la directora de Red Acoge, Mónica García. De la misma opinión es Carlos Arce: “El control policial de los flujos migratorios no va a disuadir a nadie de intentarlo. Lo único que consigue es hacer cada vez más arriesgadas las vías y los caminos y que el número de muertos crezca día a día”. Por eso, continúa Arce, lo sucedido ayer en Ceuta no son “daños colaterales”, sino la consecuencia de estas políticas.

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