MÁLAGA

Málaga es la provincia española donde más crece la población

Diario Sur, IGNACIO LILLO / PAOLA BANDERA | MÁLAGA., 31-12-2013

La provincia tiene razones para sacar pecho, con una pujanza demográfica que no solo convierte a este territorio en el que más creció en población en el último año, sino que ello contrasta además con un escenario de caídas generalizadas en el resto de España. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer la consolidación de los datos del Padrón Municipal, a 1 de enero de 2013, según el cual los residentes en Málaga ascienden a un total de 1.652.999. Ello supone un incremento de 11.901 nuevos empadronados, un 0,73% más.

En términos absolutos, se trata del mayor aumento nacional, muy por encima de los que se han contabilizado en las escasas zonas que se han apuntado al positivo: Alicante, Guipúzcoa, Gerona, Las Palmas de Gran Canaria, Sevilla, Zaragoza, Ceuta y Melilla. En términos relativos solo esta última está por encima (3,56%). Otro dato para tener en cuenta: desde que comenzó la crisis, Málaga ha crecido en más de 100.000 habitantes.

En cambio, a nivel interno la evolución ha sido muy diferente, y de hecho la mayoría de los municipios (70) pierden vecinos. Los más afectados son los núcleos del interior, en especial los de menor tamaño, aunque tampoco escapan ciudades como Vélez – Málaga (que es la que sufre la caída más destacada, casi un 2% y 1.556 residentes menos); Antequera y Ronda. En estos casos, se observa como el crecimiento vegetativo (nacimientos frente a defunciones) es claramente negativo, y no se ve compensado por la llegada de nuevos pobladores.

Estas mermas se compensan sobradamente con los fuertes ascensos que se producen en todos los municipios de la Costa del Sol. El más llamativo es el caso de Mijas, que ha sumado en solo doce meses a 3.476 habitantes (un 4,2% más); seguido de Benalmádena (3.037, +4,6%); Marbella (1.545, +1,1%) y Fuengirola (1.444, +1,9%). La capital también crece, con un total de 1.046 nuevos vecinos, y lo mismo ocurre con los núcleos de su área metropolitana, en especial Alhaurín de la Torre, Rincón de la Victoria y Cártama.

Tales cifras reflejan el poder de atracción que la Costa mantiene como lugar de retiro de ciudadanos del resto de Europa. Y la llegada de personas de otros puntos (tanto nacionales como extranjeros) que eligen esta zona para vivir y trabajar por su clima benigno y su carácter cosmopolita.

Polo de atracción residencial

«Málaga y la Costa del Sol nunca han dejado de crecer porque la gente busca la diversidad y las posibilidades de mejorar su situación económica», explica el director del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (Omau) de Málaga, Pedro Marín Cots, y recuerda que la capital es una de las ciudades que más ha crecido en el último medio siglo, hasta el punto de duplicar su población en solo veinte años. En los años 90 ha seguido al alza, aunque en menor medida, al ser un polo de atracción para otros territorios.

«Es un lugar de referencia, las ciudades de la Costa siempre están creciendo porque la gente va a donde hay más posibilidades de buscarse la vida», recalca. En lo que se refiere al turismo residencial, destaca el hecho de que los ayuntamientos han incentivado los empadronamientos de extranjeros con ventajas económicas y fiscales.

En cuanto a la capital malagueña, Marín Cots también pone de relieve su pujanza: «Es una ciudad de futuro, tiene un empuje que otras no tienen. Es atractiva, con buen clima, agradable para vivir, con el Centro recuperado, con actividades culturales y buenas infraestructuras de comunicación», gracias al aeropuerto y al AVE. A todo ello, se une el hecho de que la inmigración africana, fundamentalmente marroquí, se ha asentado en el territorio.

Todo lo contrario ocurre en el escenario nacional, donde el saldo, a 1 de enero del año que está a punto de acabar, muestra una reducción del 0,3% en la población española, la primera desde 1998, cuando comenzaron a elaborarse estas estadísticas. En total, España cuenta en la actualidad con 47.265.321 empadronados, de los que 23.196.386 son hombres y 23.933.397 son mujeres, es decir, 135.538 habitantes registrados menos que el 1 de enero del año anterior. Solo ocho de las 52 provincias han cerrado el año anterior en positivo, y nuevamente se observa la dicotomía entre el interior y el litoral. Por provincias, los mayores descensos se produjeron en Cuenca, que perdió al 2,81% de sus vecinos; Zamora (1,74%); Salamanca (1,43%); Ávila (1,42%) y Soria (1,3%).

España, a la baja

También siguen esta tendencia las mayores ciudades del país: Madrid pierde 26.280 habitantes (un 0,8% menos), hasta un total de 3.207.247. A su vez, Barcelona se deja 9.121 (un 0,5%, hasta los 1.611.822); y Valencia cede 4.725 (un 0,6%, hasta los 792.303). De hecho, entre las grandes capitales solo Málaga, Zaragoza y Las Palmas de Gran Canaria escapan del rojo.

Por comunidades autónomas, se repite el patrón hacia un despoblamiento general de la Meseta Central. Así, Castilla y León se sitúa a la cabeza de las comunidades autónomas con la mayor caída, un 1,03% y 26.203 vecinos menos; seguida, precisamente, de Castilla – La Mancha (pierde 20.890 personas, casi un 1% de descenso).

Tampoco las comunidades de la vertiente Norte logran consolidar sus poblaciones. Así ocurre en Galicia, que se deja 15.558 habitantes; el Principado de Asturias (9.195 menos) y, en mejor situación, Cantabria y el País Vasco. Caso llamativo supone el de las Islas Baleares, con una fuerte bajada, de 7.765 personas, a pesar de ser un recurso turístico de primer orden. Andalucía se encuentra en el grupo de las que salen mejor paradas, y aunque se deja por el camino 9.685 residentes, estos solo suponen el 0,1%. La única comunidad que gana habitantes es Canarias, con 335 más; al igual que las ciudades autónomas de Ceuta (con 162 más) y sobre todo Melilla (gana 2.877).

Tal y como recoge el INE, en los últimos 15 años el aumento de población en España había estado impulsado por la inscripción de extranjeros, cuya cifra pasó de 923.879 en el año 2000 a 5.747.734 en 2010. Sin embargo, en los últimos años esta tendencia ha ido cambiando, hasta el punto de que en 2011 y 2012 las inscripciones netas de extranjeros fueron negativas (15.229 y 216.125 menos, respectivamente). Ahora, la línea es la misma: el descenso de ciudadanos foráneos, tanto europeos como de terceros países está empujando la caída general de la población empadronada en España. En este contexto, es más destacado si cabe el auge demográfico que siguen experimentando Málaga y la Costa del Sol.

Por SUR.es

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