Detenido por la tragedia de Lampedusa

La Fiscalía acusa al ‘capitán’ del pesquero de naufragio y homicidio agravado

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO ROMA CORRESPONSAL , 09-10-2013

Cuando en la madrugada del pasado jueves una barcaza con unos 500 inmigrantes a bordo naufragó frente a la isla siciliana de Lampedusa, varios de los 155 supervivientes señalaron con el dedo a una persona que también había logrado salir viva de la tragedia: Khaaled Ben Salam, un tunecino de 35 años, al que acusaron de ser uno de los traficantes de seres humanos que había organizado ese viaje hacia la muerte.

Ayer, la Fiscalía de Agrigento decidió acusarle formalmente de naufragio, homicidio agravado y de favorecer la inmigración clandestina –el balance de víctimas asciende ya a 274, y aún no están todas– y ordenó su ingreso en la cárcel de Petrusa. Además, la dirección antimafia ha abierto una investigación por tráfico de seres humanos.

Khaaled Ben Salam, que hasta su arresto ayer se encontraba el centro de acogida para inmigrantes de Lampedusa junto con otros supervivientes, fue identificado por varios de los inmigrantes subsaharianos que lograron salir vivos de la tragedia como el «comandante» o el «white man» (era la única persona que no era de raza negra en el barco).

Dicen que llevaba el timón del pesquero junto con otro magrebí, muerto probablemente en el naufragio, y que ellos dos eran los únicos que disponían de una litera en la barca, mientras que el resto se veían obligados a dormir unos encima de otros, incluidos los niños pequeños.

Sobre todo, han sido los testimonios de seis supervivientes del naufragio –cinco eritreos y un etíope– los que han llevado al tunecino a la cárcel, tras asegurar que se trataba de un miembro de la organización de traficantes de seres humanos que se encontraba detrás de ese viaje. Además, también habría sido él la persona que prendió fuego a una toalla o manta a fin de conseguir que la barcaza pudiera ser divisada desde lejos y auxiliada, lo que provocó, sin embargo, que el pesquero se incendiara y se hundiera.

«Partimos el pasado día 2 sobre las tres de la mañana de la costa de la ciudad de Misrata, en Libia, a bordo de un pesquero en el cual nos apretujábamos unos 500 inmigrantes. Yo viajaba en la zona intermedia de la barcaza. Para poder embarcar en ese viaje contacté con un tipo llamado Abrahm, de nacionalidad sudanesa, al que pague la suma de 3.400 dólares. Gracias a su organización salí de Sudán y llegué a Trípoli, donde tuve que esperar unas dos semanas antes de que el barco se hiciera a la mar. La embarcación contaba con un capitán, un asistente y otras personas que según me di cuenta, de vez en cuando, ayudaban en la conducción de la embarcación», señaló a los fiscales de Agrigento uno de los supervivientes, para añadir a continuación: «El capitán dio fuego a una toalla o a una manta para iluminar y que nos vieran desde otras embarcaciones para ayudarnos. Al hacerlo, y para evitar quemarse, en un momento dado tiró al suelo la prenda, provocando el incendio, además de que en esa parte de la barca había combustible».

Está previsto que hoy visiten la isla de Lampedusa el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso; el ministro italiano de Interior, Angelino Alfano, y el primer ministro, Enrico Letta. «Quiero ser muy clara con ellos. Si vienen a Lampedusa sólo para dar el pésame pueden mandar un email, aquí lo que necesitamos son compromisos concretos», destacaba ayer la alcaldesa de la isla, Giusi Nicolini, que reclama sobre todo una reforma de la legislación sobre derecho de asilo. «No es posible aplicar el derecho de asilo a quien viene a pedirlo a nado y antes ha tenido que naufragar», se lamenta.

Una misa por las víctimas

El prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal Leonardo Sandri celebrará hoy una misa en recuerdo de las víctimas de la tragedia de Lampedusa en el altar del sepulcro de San Pedro localizado en las grutas de la Basílica Vaticana. Concelebrarán con Sandri obispos del rito alejandrino provenientes de Etiopía y Eritrea, ya que «entre las víctimas del naufragio se encuentran numerosos fieles de esta antigua iglesia oriental».

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