CARTAS AL DIRECTOR

La hipocresía italiana

El País, Bárbara Stanelli Peironcely / Adriana Rodríguez Recasens., 09-10-2013

Al leer el artículo de EL PAÍS del pasado domingo, día 6, titulado Solo los muertos pueden quedarse, me he quedado totalmente consternada. No daba crédito a lo que leía, ¿es que el mundo se ha vuelto loco?

En primer lugar, me parece de escándalo que existan leyes que consideren delito válido de ser penado con cárcel el rescatar de la muerte a seres humanos (me da igual si se llaman inmigrantes ilegales o de cualquier otra manera). A los primeros que habría que mandar a la cárcel es a quienes proclaman tales leyes, por delito de xenofobia y clasismo descaradamente desfasado.

En segundo lugar, me parece la incongruencia más hipócrita e incomprensible lo que se ha hecho público hoy mismo: se otorga la nacionalidad italiana a los más de 100 fallecidos (a los que lógicamente ya no les sirve de nada) mientras se denuncia a los pobres supervivientes y se los multa con una salida urgente del país y el pago de 5.000 euros. La inmigración ilegal en la pequeña isla de Lampedusa es un problema al que hay que poner solución, ¡pero desde luego no de esta manera, por favor! Bárbara Stanelli Peironcely

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Una nueva noticia de esas que se te clavan en el estómago: más de 200 muertos y 150 desaparecidos. Pero es aún más triste que sean tan solo una parte de las más de 8.000 personas que han perdido la vida en los alrededores de la isla siciliana desde los noventa. Ya se sabe que hay quienes aprueban la inmigración y hay quienes no. ¿Por qué no unificar las dos? Si tantos centenares de personas se meten en el mar en busca de supervivencia, significa que quedarse es morir. Pero muchos se quedan también por el camino.

En vez de invertir en sanidad y ayudas a todos los que llegan a costas europeas, ¿por qué no ayudarles en su propio país? Que exploten y sepan aprovechar los recursos que tantas empresas multinacionales absorben. Muchos deberíamos tomar ejemplo de los misioneros y voluntarios que lo dejan todo para “ir” (sí, ir, y no acusar por doquier sin hacer nada) a todos estos países.v Adriana Rodríguez Recasens.

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