A finales de septiembre, días antes de que empezasen las fiestas de San Froilán, en Lugo, pequeños grupos de inmigrantes de Senegal merodeaban día y noche por Ramón Ferreiro, la avenida más cercana al ferial donde se instalan cada año las atracciones, los puestos y las casetas del pulpo. ¿Con qué objetivo? Tener bajo control los alrededor de 700 metros que mide la calle de largo para especular con el suelo cuando llegase el aluvión de manteros. ¿Cómo? Marcando con pintadas los bordillos para reservar huecos y venderlos después a 100 euros el metro. Los compradores son compatriotas de Senegal afincados en A Coruña, Avilés, Salou, Valencia o Gijón, pero también ecuatorianos y marroquíes.

«Un montón de senegaleses se han empadronado aquí solo por el negocio que hacen en el San Froilán. Para las fiestas se convierten en promotores inmobiliarios del top manta porque Lugo es la ciudad sin ley, aquí nadie les dice nada», destaca María, una feriante legal que sufre la competencia desleal, pero que prefiere mantener oculta su identidad real para evitar represalias.

El padrón del Instituto Galego de Estatística (IGE) confirma que, a pesar de la crisis económica y el paro, la población senegalesa se ha disparado en la ciudad amurallada en el último lustro. Según datos del IGE, en el 2012 había 70 senegaleses empadronados en Lugo capital frente a los 46 del 2011, los 26 del 2010, los 12 del 2009 y los 0 del 2007. Puede ser coincidencia, o no, pero el top manta, que está en auge en todos los pueblos, villas y ciudades del país, en Lugo se ha desbordado.

Cientos de inmigrantes llegan cada año a las fiestas patronales para vender de manera ilegal ropa, cedés y todo tipo de mercancía. Parte de los artículos son imitaciones o falsificaciones de marcas como Adidas, Nike, Tous, Reebok…, y la falta de control por parte de las Administraciones sobre este fenómeno económico y social está detrás del efecto llamada, que anima a cantidad de inmigrantes que viven habitualmente en Francia, Italia o Portugal a desplazarse de forma expresa al San Froilán. «Si no hicieran negocio, si no les compensase, no vendrían más cada año», razona María.

Mismos artículos, más baratos

En el 2013, más de 250 puestos no autorizados ofrecen artículos similares, pero más baratos, que los casi 30 vendedores de la avenida Rodríguez Mourelo, la más concurrida del ferial oficial. El top manta ha evolucionado. En los primeros tiempos, decenas de inmigrantes recién llegados a España viajaban a Lugo en bus o en coches compartidos con una manta de cedés que extendían junto al ferial o en las inmediaciones de la muralla. Si llegaba la policía, recogían rápidamente los bártulos y escapaban. Era el juego del gato y el ratón. Hoy sigue habiendo manteros en esas condiciones – ayer mismo a mediodía, la Policía Local de Lugo incautó más de 600 cedés falsificados a tres hombres de Senegal – , pero la mayoría se desplazan en furgonetas y disponen de estructuras metálicas para colocar la mercancía. «Son vendedores que a otras ferias van legales, pero a Lugo vienen de piratas porque no hay ningún control y no pagan nada», apunta Abdel (nombre ficticio), vendedor asiático que tiene un puesto legal.

Hoy, reunión extraordinaria

Colectivos como Lugo Monumental, que agrupa a parte del comercio local, han denunciado la situación en repetidas ocasiones. Desde el Concello reconocen que «hai que tomar medidas». «Pero o Concello non pode só», añaden. El alcalde, José López Orozco, se ha puesto en contacto con el subdelegado del Gobierno, y hoy por la mañana la Xunta local de seguridad celebrará una reunión extraordinaria para abordar un tema muy complejo, con muchas caras.