NUEVOS VASCOS | Estudiante y voluntaria de Ahislama

Alejandra Riveros González: «Ayudar a los demás es un modo de ampliar los horizontes»

«Es importante colaborar con la sociedad para que sea mejor, más inclusiva y más justa», sostiene la indonesia Alejandra Riveros González

El Correo, LAURA CAORSI BILBAO., 05-08-2013

Las migraciones no son procesos lineales. Y a veces, ni siquiera son procesos decididos. Para muchos jóvenes que llegaron aquí cuando eran niños, se trata de su realidad. Es un factor tan relevante que puede disociar unos conceptos que, en general, van de la mano. Las raíces, el origen, el país de nacimiento y el sentimiento de pertenencia no tienen por qué ser sinónimos ni coincidir siempre, y la historia de Alejandra Riveros González es un claro ejemplo de ello.
Alejandra nació en Indonesia, es de origen colombiano y ha pasado casi toda su vida en Euskadi. Llegó a Madrid cuando tenía apenas tres meses, y a Bilbao a los tres años. Hablar con ella hoy, a sus diecinueve, equivale a conversar con una chavala de aquí. En cierto modo, lo es. «Mis padres eran diplomáticos y el Gobierno de Colombia los mandó a Indonesia, donde nacimos mi hermana y yo. Apenas tres meses después, vinimos a Madrid porque mi madre fue nombrada cónsul. Y al cabo de tres años, nos trasladamos al País Vasco por la misma razón», relata.
«En el año 2000, mi madre dejó la carrera diplomática, pero decidió quedarse en Bilbao. Por eso ya no nos movimos más y yo me crié aquí, donde siempre me sentí muy a gusto, como una más, tanto en el barrio como en la escuela o, ahora, en la universidad», explica. Tiene dos grandes viajes pendientes: uno a Yakarta y el otro a Medellín. «Me encantaría conocer algo más del país donde nací. También me gustaría viajar a Colombia, porque solo fui una vez, cuando era bebé, y no recuerdo nada».
Pero, si bien las migraciones no siempre parten de una decisión personal, hay otras cosas que sí nacen de convicciones profundas. Por ejemplo, trabajar como voluntario para mejorar la sociedad en la que uno vive y «aportar un granito de arena», o de solidaridad. Alejandra colabora con Ahislama, una asociación cuyo principal objetivo es luchar contra la exclusión social de las personas más vulnerables, sean inmigrantes o no. Una de las vías para conseguir ese objetivo es impulsar la formación profesional y ofrecer herramientas útiles para desenvolverse en el mercado laboral.
«La asociación ofrecerá cursos de formación a partir de septiembre, ya hemos abierto las inscripciones y yo estoy ayudando a organizarlos y diseñarlos», dice. El proyecto que abarca talleres de inglés y alfabetización para adultos, capacitación en atención sociosanitaria y en distintas ramas de la hostelería es eminentemente práctico: está orientado a cubrir las necesidades del mercado de trabajo actual. De hecho, «el curso de atención sociosanitaria permitirá obtener el certificado de profesionalidad como auxiliar en esa área; un certificado que a partir de 2015 será imprescindible para poder trabajar en centros geriátricos, centros de personas dependientes y hospitales».
Conciencia social
Para Alejandra, que estudia Derecho en la UPV y sueña con ser abogada penalista, como su madre, «esta es una estupenda oportunidad para ampliar horizontes y aprender sobre otras cosas», desde «la realidad de muchas personas y familias que no han tenido tantas oportunidades» hasta «tomar contacto con diversos oficios que, hasta hace nada, me eran totalmente desconocidos».
Es una experiencia enriquecedora «y también necesaria y justa: a nosotros nos recibieron muy bien cuando llegamos a Euskadi. Mis padres decidieron hacer aquí su vida y yo me siento una más. Qué menos que devolver eso y ayudar a los demás, sean de donde sean», reflexiona Alejandra. «Es importante colaborar con la sociedad en la que uno vive para que sea mejor, más inclusiva y más justa». Su labor le ha permitido conocer «historias de superación y lucha que conmueven, aunque lo más fácil es no verlas, pasar de todo y centrarse en las cosas de uno». En vacaciones intensifica su trabajo social. «Nunca había colaborado tan activamente y mi idea es seguir al pie del cañón, quizás ayudando con la asesoría jurídica de la asociación, que es mi terreno. En cualquier caso, lo importante es dar una mano».

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