Empuja la palabra orgullo cuando se trata de defender a los suyos. Ríe a carcajadas cuando recuerda alguna anécdota de la adolescencia y sus enormes ojos claros se entristecen cuando habla de aquel día en el que solo tenía 5 años y las madres de sus amigas no quisieron que jugaran con ella. Ahora Beatriz Carrillo lidera una organización llamada Fakali (kali es mujer en caló), una asociación de mujeres gitanas universitarias. Trabaja y está estudiando su segunda carrera y su gran obsesión es luchar contra las etiquetas. Es rubia y con ojos azules, así que muchos se sorprenden cuando dice que es gitana.

Preguntada por Pastor sobre las etiquetas, ladiscriminación y los efectos de la misma, Carrillo responde: “La gente necesita que se le construya otro tipo de imágenes. Yo siempre he pensado que el problema no son las diferencias entre personas sino el uso que se quiera hacer de ellas”.

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