MSF denuncia violencia policial de Madrid y Rabat contra 'sin papeles'

Afirma en un informe que se producen palizas, redadas y expulsiones irregulares

El Mundo, ERENA CALVO RABAT ESPECIAL PARA EL MUNDO, 14-03-2013

«La Guardia Civil es culpable. Si saben que los militares marroquíes nos pegan, ¿por qué nos entregan a ellos? ¿Quién es peor? ¿La persona que te pega o la que te entrega a la que te va a pegar?». Así se expresa un inmigrante de 29 años que se identifica como Thierry en el último informe de Médicos Sin Fronteras (MSF), que presentó ayer en Rabat esta organización.

El documento, Violencia, vulnerabilidad y migración: atrapados a las puertas de Europa, habla del incremento de «la extrema violencia con la que las fuerzas de seguridad marroquíes y, en menor medida, la Guardia Civil española» responden a los intentos de los subsaharianos de cruzar las vallas de Melilla desde el verano de 2012, cuando volvieron a organizarse en grandes grupos para pasar a España, como ya lo hicieran en 2005, cuando murieron al menos ocho inmigrantes.

Precisamente, fue en esa fecha cuando MSF presentó su último informe global sobre la situación de los inmigrantes en Marruecos. «Ahora, esta nueva era de excelente cooperación hispano-marroquí en la lucha contra el crimen transfronterizo se ha traducido en un incremento de las redadas por parte de las fuerzas del orden marroquí», señaló David Cantero, coordinador de MSF en Rabat. Según señaló, además, «han aumentado las expulsiones a la frontera argelina, incluso de grupos vulnerables».

Con su informe, la organización quiere demostrar que «la vida precaria de los subsaharianos y la violencia criminal e institucional a la que se ven expuestos son condiciones determinantes en su salud física y mental», y que ello se debe al enfoque de seguridad que tiene la política migratoria de la UE, sus estados miembros y Marruecos, «que siempre pasa por encima de los derechos de los subsaharianos».

En 2012, MSF atendió a 1.100 inmigrantes con traumatismos craneoencefálicos, conmociones cerebrales, heridas en la cabeza o columna vertebral, rotura de piernas o pérdidas de ojo por disparos de balas de goma.

Sobre la violencia ejercida por la Guardia Civil, incluye el testimonio de uno de los sin papeles: «(…) Fue dentro del vehículo cuando empezaron a golpearnos y a pegarnos patadas. Ponían sus botas en tu cara y te golpeaban por todas partes… Tenían porras negras y me electrocutaron en la espalda. Me detuvieron e intenté echar a correr, pero me agarraron de los pies y me arrastraron por el suelo a la furgoneta otra vez».

Según el informe, los inmigrantes cuentan además que las visibles heridas con las que cruzan a Melilla no detienen a los guardias civiles, que vuelven a entregarlos a las fuerzas de seguridad marroquí, lo que supondría una violación directa de la Ley de Extranjería en España y el Real Decreto 557/2011, que recoge que las Fuerzas de Seguridad deben llevar a los sin papeles a la comisaría más cercana y que mientras se prepara la documentación de la deportación, el inmigrante tiene derecho a asesoramiento legal y a un intérprete. En el lado marroquí, los abusos contravienen la Constitución y las leyes internacionales, como la Convención de Ginebra.

«Me encontraba en la primera valla cuando un soldado me tiró una piedra. Me alcanzó la cara y caí de una altura de unos tres metros. (…) Utilizaba un palo de madera y nos pegaba por todas partes. (…) Me hizo saltar dos dientes. (…) Se acercó y encendió un encendedor para comprobar si estaba vivo o muerto (…)», cuenta un subsahariano que se identifica como Marcel, de 22 años.

Por otra parte, Cantero explicó también ayer que MSF se retirará en unos meses de Marruecos. «Es una decisión muy meditada, que se ha tomado teniendo en cuenta el papel que nuestra organización médico humanitaria tiene en este país, donde nuestra atención directa ha disminuido en los últimos años».

«La necesidad de protección y defensa de los derechos humanos de los inmigrantes se sale de nuestro mandato», afirmó. Y aunque no puede asegurar que vaya a seguir garantizándose la asistencia sanitaria a los subsaharianos, «llevamos un año trabajando para que nuestras operaciones sean retomadas por otras organizaciones»

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