EN 1991 felizmente capicúa Presencia Gitana me dio en Madrid, entre espigas y claveles y bailes, el Premio Hidalgo: de barro, con una significativa rueda de carro transeúnte sobre el relieve de España. No conozco a otra persona que lo tenga. Ahora recibo un libro meticuloso de Unión Romaní acaso se han excedido en seriedad para evitar bromitas. Su título interroga: ¿Periodistas contra el racismo? Y en él se demuestra que gran parte de ellos no están en esa posición. Un trato poco afectuoso con los romaníes, o mejor, con frecuencia despectivo, burlón o poco serio. Se trata de una edición meticulosa, larga, profusa, hasta casi aburrida: cuadros sinópticos, datos numéricos, titulares reiterados, etc. Es un trabajo absolutamente minucioso, exhaustivo mejor: por capitales de todas las provincias y periódicos nacionales y locales. Las conclusiones obtenidas no son, en efecto, halagüeñas: ni el análisis territorial ni la valoración de autonomías y provincias. Casi parece pero es triste que los periodistas se quedan en la superficie llamativa y distinta. Les aconsejaría, yo también, que ahonden algo más. Creo que aprenderían mucho: harían mejor su oficio y serían más justos.