«Nos vamos porque no nos queda otra»

Bolivianos, ecuatorianos y colombianos rehacen el camino a sus países ante la crisis

El Mundo, , 17-12-2012

MARTA G. COLOMA/ Bilbao
Galo tenía 31 años cuando llegó a
España para trabajar como peón de
obras. Ahora, con 45 y tras construir
una familia en Euskadi, va a
hacer de nuevo lasmaletas para regresar
a Guayaquil. La razón: la crisis
económica, que han dejado a él
y a su pareja, Maribel, sin un puesto
de trabajo que les mantenga a
ellos y a su pequeñoMikel, de cinco
años y nacido en el País Vasco.
El panorama que se sufre en el
hogar formado por el ecuatoriano
Galo Morcillo y la boliviana Maribel
Ruiz es sólo una muestra de la decepción
que sienten cientos de latinoamericanos
que emigraron a
Euskadi desde los años noventa, con
especial fuerza entre 2003 y 2004, y
que ahora, ante el desempleo y el
decrecimiento, ven peligrar su calidad
de vida. La inmigración procedente
de Latinoamérica, que había
aumentado de modo continuado
desde el año 2003, comenzó a experimentar
un pequeño descenso desde
2010, en plena crisis económica;
pasando de 61.514 latinoamericanos
entonces a 60.545 a día de hoy.
«Cuando recién llegué, había trabajo
a patadas en el sector de la
construcción. Los bancos no paraban
de llamarme ofreciéndome créditos.
Ahora, llevo seismeses parado
y he buscado empleo por todos los
medios, pero no hay», explica Galo
con pesadumbre. A su pareja de hecho,
con la que todavía no se ha podido
casar por problemas económicos,
también le ocurrió algo similar:
trabajaba en cuidados domésticos
desde 2002 y hace dos meses se le
acabó la actividad a tiempo parcial.
La familia subsistía con el subsidio
de Galo y unos 300 euros extra que
aportabaMaribel, pero cuando ésta
se quedó con lasmanos vacías e incluso
tuvieron que pedir ayuda en
Cáritas tomaron una difícil decisión:
«Llegamos al límite. Pensé que el día
que no nos alcanzase para pagar el
alquiler y nos echasen tendríamos
que estar preparados».
Ahora, el objetivo de la pareja es
reunir los más de 2.000 euros que
necesitan para adquirir unos billetes
de avión que los lleven a Ecuador,
donde el presidente Rafael Correa
ya ha puesto en marcha unos
ambiciosos programas para facilitar
la vuelta de sus compatriotas al
país latinoamericano, como el llamado
«Plan Retorno», que incluye
exoneraciones de impuestos y ayudas
para la obtención de préstamos
bancarios para los que regresan.
«Allí dan más créditos que en España
resalta Galo. Cuando yo vine
para acá, en Ecuador no se disponía
de muchos medios de vida, pero la
situación ha ido mejorando».
El padre de familia asegura que,
como está «acostumbrado a trabajar
», la prestación le hace sentir incapaz
y «no es suficiente para sobrevivir
día a día. Para eso es mejor
estar en mi país», apunta.
La parejaMorcillo-Ruiz y su hijo
residen en un pequeño apartamento
en el viejo barrio de San Francisco.
Con una prestación mensual de
1.100 euros, el alquiler del inmueble,
que asciende a los 720 euros,
apenas les deja margen para gastos,
en especial los infantiles, algo
que Galo achaca a la entrada en la
eurozona: «Con la peseta te llegaba
para todo. Por ese entonces, con lo
que yo ganaba podía hacer muchas
cosas. 10 años atrás, me ganaba
unos 2.000 euros al mes como oficial
de construcción. Hoy, ese mismo
oficial cobra unos 800», detalla.
Aumentan las despedidas
Según los datos de Ikuspegi, los
colectivos que más han mermado
en los últimos años han sido el
ecuatoriano (-24%) y el colombiano
(-4,5%). No son datos absolutos,
porque muchos de ellos podrían
haberse empadronado durante ese
período. Sin embargo, las asociaciones
constatan que gran parte de sus
miembros están emprendiendo la
vuelta a sus países de origen. La presidenta
de Asoleus (Asociación Latinoamericana
de Euskadi), Ana María
Corcel, asegura que ha visto
marchar a compatriotas que «no
piensan volver». «Lo ven todo difícil.
Aquí el consumo es más caro, y sin
trabajo no pueden hacer nada. Muchos
tenían una hipoteca cuando se
quedaron sin empleo y han tenido
que vender su vivienda», comenta,
detallando que los ecuatorianos y
los argentinos son los quemás facilidades
encuentran durante su vuelta
y los colombianos, las quemenos.
En la Asociación Hispano-Latinoamericana
de Bilbao (Ahislama),
se respira el mismo ambiente: «Los
que se van han tardado muchísimo
tiempo en tomar
la decisión, porque
vuelven derrotados
a sus
países, sin haber
conseguido el objetivo
del viaje»,
pero todavía albergan
una «cierta
ilusión» por
«los procesos de
reestructuración
y desarrollo que
se están dando
en Latinoamérica,
sobre todo en
Colombia y Perú
», aseguraMarta
Lucía González,
presidenta
del colectivo. Galo
y Maribel también
se resisten a
tirar la toalla a
largo plazo. En el
caso de que hicieran las maletas
definitivamente, el ecuatoriano
asegura que, dado que está nacionalizado
español, regresarían a España
«si dentro de un tiempo esto
se normalizase».
«Quedarnos es mejor para los
estudios de Mikel, que aquí están
más avanzados», afirma su madre.
Galo asegura que se van «porque
no nos queda otra, pero nos gustaría
darle a nuestro hijo lo que nosotros
no tuvimos».
Tras más de una década en
Euskadi, Maribel confiesa que cuando
iba a Bolivia echaba de menos
España. Ahora, aunque «agradecidos
», ambos se quedarán con un sabor
agridulce cuando se despidan de
este país por no sufrir a fin de mes.

Los que se quedan
>Marroquíes. La población procedente del Magreb
ha protagonizado el crecimiento más fuerte
desde el año 2009: en 2007 representaba un
11,8% de la población extranjera, un porcentaje
que en 2012 se ha elevado al 16,3%.
>Rumanos. Este colectivo no ha parado de crecer
desde la adhesión de Rumanía a la Unión Europea
en 2007. Desde entonces, los rumanos en
el País Vasco han pasado de 8.715 en ese año a
17.556 en 2012 (un 11,6%de los inmigrantes).
>Chinos. El crecimiento de la población asiática
continúa a un ritmo sostenido: en 2010 constituíanun3,1%
dela inmigración.Hoy, sonun3,4%.
>Paraguayos. Es el único colectivo latinoamericano
cuyo número de inmigrantes no desciende.
En dos años, ha pasado del 3,3% al 3,7%, con
894paraguayos más en Euskadi (5.521 en total).

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