El olfato de dos guardias civiles, literalmente, ha permitido desmantelar en Pinseque (Zaragoza) una conservera ilegal de pescado. Se había habilitado en un piso al que la Guardia Civil acudió tras sospechar de los movimientos de un grupo de inmigrantes subsaharianos que trabajaban ilegalmente allí.

Al acudir a la puerta de la vivienda, los agentes comprobaron el olor «nauseabundo» que salía de ella. Poco después aclaraban a qué se debía: la gran cantidad de pescado que, según ha informado la Guardia Civil, se manipulaba en el piso para ser enlatado en conserva.

Se han incautado 458 kilos de anchoa fresca y casi 9.000 ejemplares ya limpios y preparados en 256 latas para su posterior distribución. Además, ha sido imputada la propietaria de este negocio clandestino, M.M.P.A., vecina de Zaragoza y de 50 años de edad.

Según las mismas fuentes, tenía como plantilla a un grupo de inmigrantes subsaharianos que trabajaban sin los papeles en regla y en condiciones de gran insalubridad. Los tenía sin contrato y, según la Guardia Civil, trabajaban a cambio únicamente de alojamiento y de comida.