«Cuando les vi con cuchillos pensé que me mataban»

El Correo, JAVIER PEÑALBA, 13-09-2012

Fueron dos horas de máxima tensión, de riesgo extremo. Rodeado por seis chavales, Asier R.F., un educador del centro foral de acogida de menores extranjeros en Rentería, temió lo peor. Pensó que las dos horas que estuvo retenido iban a ser las últimas de su vida. «Cuando vi los cuchillos en manos de los chicos dije: ’aquí me matan, de esta no salgo», manifestó ayer en el juicio que se desarrolló en la Audiencia de Gipuzkoa.

En el banquillo de los acusados se sentó uno de los seis implicados en la paliza que propinaron al trabajador. Se trata de Abdelhak M., que entonces era mayor de edad. No compareció a la vista otro joven, Yosseef A., que se halla en paradero desconocido. La Fiscalía solicita para cada uno penas que suman nueve años y medio. Por estos mismos hechos ya fueron juzgados otros cuatro adolescentes. Todos ellos fueron sentenciados a un año y seis meses de internamiento en régimen semiabierto.

Ocurrió el 1 de noviembre de 2009. «Aquel día entré a trabajar sobre las once de la noche. Los compañeros a los que relevé me dijeron que la tarde había sido tranquila», explicó el educador. Cuando accedió a las dependencias, no halló a los residentes, por lo que dio vuelta por las instalaciones. Al llegar al invernadero sorprendió a varios de ellos inhalando disolvente. El responsable recriminó a los chavales su conducta y se alejó del lugar para llamar por teléfono a la coordinadora del centro, a quien puso al corriente de la situación.

«Me rodearon»

La víctima explicó que minutos después los menores regresaron a la vivienda y comenzaron a arrojar algunos efectos por las ventanas. Ante ello, volvió a contactar con la coordinadora, a quien, pese a lo que sucedía, le transmitió su confianza en que la situación podría ser reconducida. Nada más lejos de la realidad. En apenas unos instantes, el educador comenzó a verse cercado por los menores. «Me rodearon y me di cuenta de que uno de ellos, Abdelhak, intentaba agredirme. Pude parar el golpe y le agarré de la zona del cuello o del hombro», señaló. Los chavales fueron a por el monitor. «Hicieron conmigo lo que les dio en gana. Me dieron todo lo que quisieron y más».

El educador relató al tribunal que varios chicos esgrimieron armas blancas con las que le amenazaron de muerte. «Mientras, los otros me pegaban. Luego se alternaban los papeles y los que habían sostenido los cuchillos eran los que me golpeaban. Cuando levantaba los brazos para protegerme la cabeza, colocaban el cuchillo en mi cuello y decían que los bajara. En cuanto lo hacía, volvían a pegarme».

Los amotinados despojaron al educador de su teléfono móvil, así como del reloj y de las llaves de su coche. «Me pidieron también las de la caja fuerte de la oficina. Les dije que no las tenía y al final terminaron por reventarla». Los chavales le sustrajeron también la cartera y cuando vieron las tarjetas de crédito idearon un plan. «Dijeron que íbamos a ir a Donostia a buscar un cajero para extraer todo el dinero y que luego me rajarían. Sin embargo, no pudieron hacer nada porque habían perdido las llaves de la puerta principal del centro y por lo tanto ningún vehículo podía salir».

El secuestro del educador se mantuvo hasta que la coordinadora llamó al móvil de su compañero y fue descolgado por el joven juzgado ayer. «Cuando vi que el teléfono estaba en manos de Abdelhak supe que algo no iba bien y llamé a la Ertzaintza», relató en la vista la propia coordinadora. La llegada al centro de una patrulla provocó la huida de los menores. «Entonces, salté la verja y caí sobre el coche patrulla. Les pedí a los agentes que por favor no me dejaran solo».

El trabajador del centro manifestó que este hecho había cambiado su vida. «Sigo con mucho miedo. Tuve que dejar el trabajo y estoy en tratamiento psicológico».

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