Mafias de la inmigración se adueñan de los islotes españoles en África

El Mundo, ERENA CALVO MELILLA ESPECIAL PARA EL MUNDO, 07-09-2012

No se le pueden poner puertas al campo. Se pueden levantar monstruos con forma de doble valla y de hasta seis metros como la de Melilla con su sirga tridimensional o reforzar el control policial a ambos lados del Estrecho con más hombres y dispositivos de localización de embarcaciones. Pero las mafias siempre encuentran rutas inexploradas para dar salida a la inmigración clandestina. En el norte de Marruecos, esas vías han tomado ahora forma de peñones e islotes, los de soberanía española en África.

Lo que el 3 de mayo se consideró como un hecho aislado la llegada a la Isla del Congreso, en el Archipiélago de las Chafarinas, de una patera con seis inmigrantes ha desembocado en un nuevo problema para España, que ha visto cómo sus posesiones insulares en el norte de África se convertían en la catapulta de decenas de clandestinos para entrar en territorio español.

De los 971 subsaharianos que han conseguido colarse en Melilla desde enero de este año hasta el 31 de julio, 113 lo han hecho a través de los islotes de las Chafarinas y el Archipiélago de Alhucemas, en las proximidades de Melilla.

Desde mayo pasado han sido según la Delegación del Gobierno de la ciudad autónoma 206 los clandestinos que han alcanzado a pie, a nado o en embarcaciones estas porciones de tierra españolas en ultramar. De ellos, 19 fueron trasladados a Almería. Y de los últimos 89 que llegaron a Isla de Tierra, 73 fueron desviados a Marruecos, que los expulsó ilegalmente a la frontera con Argelia.

Fuentes de la Delegación del Gobierno en Melilla informaron ayer a EL MUNDO de que además otros 200 clandestinos han sido repelidos por el Ejército español o los agentes marroquíes en los últimos meses cuando intentaban alcanzar Chafarinas o el Archipiélago de Alhucemas.

«Esto no es un paraíso de puertas abiertas, aquí no hay recursos para todos», valoraban ayer en declaraciones a este periódico fuentes policiales melillenses, justificando así el refuerzo en los controles migratorios y la evacuación de Isla de Tierra.

La inmigración clandestina es una vieja conocida para Melilla. Desde la crisis de las vallas de 2005, cuando entraron en la ciudad autónoma 3.300 sin papeles, la Unión Europea (UE) puso en marcha una política común de inmigración. «De forma reactiva, no proactiva; actúa a remolque de los acontecimientos», se quejan las mismas fuentes policiales.

Tras los esfuerzos para frenar el fenómeno, en 2006 hubo un descenso en las entradas de indocumentados; sólo lo consiguieron 600 inmigrantes. Pero después de la disminución en las cifras de los últimos años, a partir de 2011 se experimenta un repunte en la llegada de clandestinos a través del norte de Marruecos. El año pasado fueron 1.940, un 85% más que en 2010.

«No se lucha contra los inmigrantes, se lucha contra las mafias, que son las que los manejan», puntualizan desde la Delegación del Gobierno en Melilla. En este sentido, fuentes policiales dan por seguro que son esas mafias las que han conducido a los indocumentados a Chafarinas o Isla de Tierra y se preguntan por qué algunos inmigrantes han conseguido acceder a esos territorios tan próximos a las costas alauíes controladas al milímetro por medios marroquíes, y otras han sido frenados.

Desde la Delegación del Gobierno en Melilla, por otra parte, plantean si deben aceptarse como legales y admisibles estas nuevas vías de acceso a España «mediante la ocupación ilegal, excepcional y negligente de inmigrantes que actúan impulsados y manipulados por mafias que trafican con seres humanos».

Algunos de los subsaharianos que recalaron en Isla de Tierra y fueron después expulsados por Marruecos a la frontera con Argelia relataron a este periódico a su regreso que esas mafias les engañaron y les aseguraron que su destino sería Melilla y no un pedazo de tierra flotante entre España y Marruecos.

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