La religión se cuela en el tatami

La judoka saudí Wodjan Shahrkhami ha recibido permiso del COI para luchar con la cabeza cubierta con un velo

La Vanguardia, RAFAEL RAMOS, 01-08-2012
El conflicto entre deporte y religión no es exclusivo de estos Juegos, por mucho que deportistas de países musulmanes se encuentren en Londres en medio del fuego cruzado entre quienes las presionan para que compitan con el velo y quienes se oponen a ello. Al fin y al cabo, la película

UNA CONDICIÓN DEL PAÍS El régimen saudí le exigió que participase en una prueba unisex y con atuendo “acorde al islam” CAPRICHOSA COINCIDENCIA Los Juegos coinciden con el Ramadán y algunos países son inflexibles con el precepto de no comer

Carros de fuego, inspirada en sucesos reales, cuenta la historia de un atleta escocés presbiteriano que se niega por sus convicciones a correr en Sabbat…

Mucho se ha hablado de que en Londres 2012 por primera vez figure por lo menos una mujer en todas las delegaciones olímpicas, y de que países como Qatar concedieran a una representante femenina el honor de ser la abanderada en la ceremonia inaugural. Pero conforme avanza la competición el énfasis ha pasado de los símbolos positivos a los focos de conflicto, como por ejemplo el que aflige a la judoka saudí Wodjan Shahrkhami.

Después de años de preparación en un país donde ser mujer no es fácil, y ser mujer deportista todavía menos, Wodjan no supo hasta ayer que podrá competir por las medallas. Las autoridades saudíes la incluyeron en el equipo (junto a Sarah Atter, residente en Estados Unidos) con dos condiciones: que participasen en pruebas exclusivamente unisex y que utilizase un atuendo “acorde a las reglas del islam”. Aunque la Federación Internacional de Judo alegó que el velo iba contra el reglamento porque podía ser usado como arma, al final el COI le ha permitido luchar con el hiyab.

El caso de la judoka de Arabia Saudí ha trasladado a los Juegos londinenses el debate sobre el velo. En contraposición a Francia, el Reino Unido tiene una posición muy tolerante al respecto, fruto de su tradición de respeto a las libertades individuales, y no aplica ninguna restricción al uso del hiyab en escuelas y oficinas públicas. Es una escena habitual que en el aeropuerto de Heathrow una funcionaria de Inmigración selle el pasaporte de los visitantes con la cabeza cubierta. La otra cara de la moneda son las numerosas chicas menores de edad nacidas en este país pero de origen asiático que son casadas contra su voluntad en matrimonios arreglados, o incluso mutiladas (ablación de clítoris), sin que ellas se atrevan a hacer la denuncia a las autoridades para no causar problemas a sus familias, o por miedo a las represalias.

El conflicto entre el deporte y los preceptos del islam está presente de una manera especial en Londres, no sólo por la participación hasta ahora poco habitual de mujeres de países musulmanes, sino porque, además, los Juegos coinciden por caprichos del calendario con el Ramadán. Algunas federaciones han suavizado las restricciones para que sus atletas puedan alimentarse normalmente y competir en igualdad de condiciones, pero otras de países fundamentalistas se han adherido al mandamiento de no poder comer hasta la caída del sol.

La velocista afgana de 100 metros Tahmina Kohistani, de 22 años, no tiene el problema de la judoka saudí, porque en atletismo no está prohibido correr con el velo. Pero cuenta lo difícil que le resulta entrenar a diario en Kabul, donde hasta dos centenares de talibanes acuden al estadio para increparla y preguntarle a gritos qué hace una mujer practicando deporte cuando su obligación es estar en casa cuidando de su marido y de sus hijos.

Kohistani, con una mejor marca de 13,95s, no tiene ninguna posibilidad de pasar la primera ronda, y tan sólo está en Londres en virtud del programa del COI para fomentar la participación de mujeres de todos los países (la delegación de Afganistán son ella y cinco hombres). “Mi objetivo consiste en superar mi récord personal, y en servir de ejemplo para las chicas de mi país. Volveré a casa con una sonrisa, porque aquí todo el mundo sonríe”.

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